El que no discrimina no entiende nada, no sabe nada, no sabe quienes son sus amigos, ni quienes son sus enemigos, no sabe comportarse, no sabe respetar, y no es capaz de elegir nada en su vida, por lo que tarde o temprano termina en algo que nunca quiso.
El que no sabe discriminar puede ser engañado o defraudado fácilmente. El que no discrimina no sabe distinguir entre la verdad y la mentira. El que no discrimina, no es capaz de ver los aspectos significativos de la vida, no es capaz de nada.
Discriminar es bueno.