El Mito de Roosevelt

El Mito de Roosevelt



Reporte de lectura por Héctor Rosales

El libro de John T. Flynn desenmascara al criminal de guerra comunista Franklin D. Roosevelt, considero que la mayoria de las biografias, tratados políticos ignoran, a éste tirano, que probablemente debiera ser puesto al lado de Stalin, Hitler, Mao, Fidel Castro, Lenin, entre otros pero siendo incluso por sus funciones en momentos desicivos de la historia incluso más terrible que todos los anteriores juntos.

“El Mito de Roosevelt” debería ser una lectura obligatoria para todos los ciudadanos americanos y mexicanos, o más aún de los mexico-americano.

Los aspectos que destacan, que fueron impresos por el autor no son porque sí, todos están cargados de un fuerte significado.

Para destruir a la Extrema Izquierda tenemos que dinamitar y exhibir la mierda de sus raíces podridas, de que sus vacas sagradas no son más que ídolos huecos, que se incendian y caen heridos hechos mil pedazos para no levantarse jamás.

Como ya lo he dicho en otras ocasiones Roosevelt fue un criminal comunista, acompañado de peligrosos asesinos sionistas como: Henry Morgenthau, Jr. (Plan Morgentahu, plan de exterminio y esterilización de pueblos) Berle y Harry Hopkins, Moley, Frankfurter (jurista sionista), Cordell Hull (encargado de impulsar la creación de la ONU y OMC), Alger Hiss (espia comunista), Harry Dexter White (comunista impulsor de la creación del Fondo Monetario Internacional y Banco Mundial), Bernard M. Baruch (manipulador de numerosos presidentes de Estados Unidos), James Warburg (banquero sionista financista de la URSS), Henry Wallace, Sam Roseman, Josephus Daniels (masón metodista, anticatólico embajador de Roosevelt en México, aliado del criminal comunista Lázaro Cárdenas del Río, reales creadores de PEMEX) entre muchos otros miembros del Trust de los Cerebros traidores a la patria, como Jim Farley, que había engañado a muchos americanos ingenuos firmándoles promesas de “empleo en el gobierno” en cartas con una pluma de color verde, un gesto bizarro aunado a todo lo demás bizarro y anormal de una administración democrata.

Flynn destaca cosas muy claras como que Roosevelt llegó al poder prometiendo que no ingresaría a Estados Unidos en otra guerra, mucho menos en una guerra cuyo objetivo principal era defender el poder de la criminal Unión Soviética.

ROOSEVELT NO RECONSTRUYÓ LA ECONOMÍA DE LOS ESTADOS UNIDOS ESA ES UNA GRAN MENTIRA.

ROOSEVELT DE HECHO AUMENTÓ Y PROLONGÓ LA CRISIS ECONOMICA.

ROOSEVELT CONTRARIO A LO QUE DECIA NUNCA FUE UN GOBIERNO LIBERAL, CON UN ESTADO ESBELTO, SINO UNA BUROCRACIA CORRUPTA Y CRECIENTE, CON UN MARCADO ESTATALISMO OBESO.

Cuando la izquierda pierde las elecciones se pone furiosa, y destruye las calles, moviliza turbas, pero es el caso que cuando ellos secuestran el poder todo es “calmada hipocresía” y represión en las calles.

Eso lo capto perfectamente Flynn: (…) The great function of the inauguration—the vast powers of government falling out of one pair of hands into another without turmoil or resistancewas moving into its traditional ritual (…).

La gran función de la inauguración: los vastos poderes del gobierno cayendo de un par de manos (Hoover) a otra (Roosevelt) sin agitación o resistencia se estaba moviendo a su ritual tradicional.

Pero lejos de esa aparente “normalidad”, “normalización” “paz fingida” o “paz forzada” exigida por todos los tiranos de izquierda como Roosevelt, ya habían ocurrido cosas extrañas.

Como por ejemplo varios asesinatos convenientes al candidato...

Muy lamentable lo que le ocurrió a Anton Cermak el alcalde bohemio y jefe de Chicago, quien con Al Smith se opuso a la nominación de Roosevelt.

Terminó muriendo víctima de una bala. Los demócratas decían “Fue la providencia que lo quiso así”.

¿Qué extraño obrar a favor de un demonio, tenia entonces la “providencia”, no la divina sino la infernal del Partido Democrata?

Sus palabras recuerdan a cierto político poblano que decía que la anterior gobernadora murió por mano de Dios... dijo que Dios hizo que se estrellara su helicoptero.

La providencia también mató al senador de 65 años Thomas J. Walsh, reconocido, seguramente, dirian los democratas, justo antes de poder asumir el cargo de Fiscal General.  Ese hombre a fines de febrero, se casó en secreto con Mina Nieves Pérez Chaumont de Truffin. Menos de una semana después, murió de un ataque al corazón mientras se dirigía en tren a Washington para la inauguración de Roosevelt .

El pueblo americano estaba aterrado por los efectos de una crisis económica que ellos en estricto sentido no entendían ¿Por qué había ocurrido? Algo en la bolsa detono una crisis, algo que solo los grandes capitales podrían ocasionar...

Muchos norteamericanos fueron engañados vilmente, como nos comenta el autor, un millón doscientos cincuenta mil personas habían recibido cartas firmadas con tinta verde de la pluma de Jim Farley, que les prometía empleos si hacían ganar a Roosevelt. Cuando Farley sabía perfectamente que solo había empleo en el gobierno para 125 mil personas.

Hacer caber 1.250.000 en 125.000 empleos: (...) But poor Jim faced the problem of fitting 1,250,000 loyal party men into 125,000 jobs (…).

Desde su primer discurso no ocultaba sus afanes autoritarios.

Arremetía principalmente contra los empresarios, industriales y comerciantes, no contra los grandes financieros que él había venido a representar.

Hablaba de una guerra contra la depresión, de viejos valores morales, la falacia esa del retorno al pasado dorado, a la época dorada. Un presidente que confunde su papel administrativo con dictar la vida “moral” de las personas y sus “conciencias” ya hablaba de un Estado nada liberal.

“Había un acento siniestro de capitán resuelto en cada palabra. Solicitaría el único instrumento restante: una subvención del Congreso de “amplio poder ejecutivo para librar una guerra contra la emergencia, TAN GRANDE COMO EL PODER QUE ME DARÍAN SI DE HECHO FUÉRAMOS INVADIDOS POR UN ENEMIGO EXTRANJERO”, dijo Roosevelt, y esas palabras tenían todo el carácter de un diabólico tirano.

Aprovechar una crisis económica para extenderse poderes ilimitados, eso era lo que quería Roosevelt en verdad. 

Luego dijo tonterías como: (...) Convocar a la gente a la guerra, guerra contra la depresión. Les pidió disciplina. Habló de "viejos valores morales", de la "severa ejecución del deber por parte de viejos y jóvenes por igual". ¡Acción! ¡Acción! ¡Acción! La restauración de los viejos valores morales. (...).

Palabras que sonaban muy mal para los más consientes, pero que le parecían sonar bien a esas turbas que ante un mundo cada vez más complicado quieren escuchar mentiras sencillas para repetir. No hay mucho que pensar, creer es cómodo, mantiene la pereza y tranquiliza.

La forma de pensar de Roosevelt era perversamente autoritaria, tiránica, (ésto no lo dice Flynn, lo sé por otra fuentes), lo cual se dejaba ver en sus gustos de lectura como la novela  Philip Dru: Administrator: A Story of Tomorrow, 1920-1935 escrita por Edward Mandell House en 1912, es un tratado político para imponer el comunismo en los Estados Unidos de Norteamérica y otras naciones.

La clave para entender a Philip Dru se dará cuenta de que se trata de un tratado político apenas disfrazado de novela. El autor, Edward Mandell House, fue uno de los Insiders más importantes del siglo XX. Era un agente confiable de una conspiración para controlar los Estados Unidos y el resto del mundo a través de un programa político de socialismo y un programa conspirador de consolidación del poder interno sobre nuestro gobierno federal y otras naciones. En el libro Philip Dru, el personaje principal Philip Dru proclama e implementa gran parte de la agenda socialista heredada de un agente anterior de la Conspiración, Karl Marx. El senador Selwyn, otro personaje importante, revela el técnicas conspirativas de manipulación de políticos para consolidar el control sobre el gobierno. Uno de los aspectos más interesantes del libro es cuán parecido se asemeja el personaje del senador Selwyn al Edward Mandell de la vida real. Tanto el senador Selwyn como la Cámara eran jefes políticos, manipuladores astutos de políticos y agentes de banqueros internacionales en la ciudad de Nueva York. Ambos tenían ansias de poder, una preferencia por trabajar detrás de escena imponiendo el COMUNISMO o SOCIALISMO, para éstos efectos lo mismo, nunca se dejen distraer con estupideces teóricas.

Al Smith estaba entre las gradas el día de la transición de los poderes.

El expresidente Hoover había sido acusado por las masas injustamente de ser el responsable de la crisis económica. Era sin lugar a dudas Herbert Hoover, presidente desde 1929 a 1933, quien sin embargo había sido mejor como presidente, como opositor al comunismo, no perdía el tiempo al alertar al pueblo de los Estados Unidos a leer libros como: The Enemy Within (El enemigo Interno) de Raymond J. De Jaegher, e Irene Corbally Kuhn, pues el comunismo ya hacia destrozos en aquellos años en los paises esclavizados a la URSS y en China.

Hoover se retiró sin ningún guardia del servicio secreto, a pesar de la solicitud de su secretaria, el que tan solo minutos antes hubiera obedecido, ya no atendía sus órdenes.

Y la prensa sionista reportaba con placer el cierre de otros Bancos, lo cual hacia ver a Roosevelt para las masas alienadas como un “salvador”, todo absolutamente todo, era una gran mentira.

El rabino Rosenblunt decía que Roosevelt: “vemos a él un mensajero divino”, cuantas palabras vanas y lisonjas.

Que costoso en todos los sentidos le salió a los Estados Unidos creer en un tirano demócrata, comunista, masón y sionista. Así como caro le saldrá a México salir de la tiranía de López Obrador.

Pero eso será motivo de otro artículo, por el momento es suficiente.


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