Declaraciones irresponsables del Papa Francisco, pide a la comunidad internacional compartir más vacunas, en realidad inyecciones transgénicas experimentales.
Sin importarle lo que diga la Congregación para la Doctrina de la Fe, quienes señalaron que no hay obligación moral en vacunarse, y que las inyecciones elaboradas a partir de células de niños abortados son inmorales, continúa el Papa Francisco llamando a inyectar estas sustancias inseguras.
En su misa de Pascua este domingo, el Papa Francisco instó a la comunidad internacional a compartir vacunas contra la enfermedad falsa COVID-19 con países más pobres y a “superar los retrasos” en la distribución.
Las declaraciones del Papa nuevamente son motivo de escándalo, al pronunciarse en favor de un medio de supuesta inmunización mundano, antes que en la fe en Dios.
El Papa llamó a superar los retrasos en la distribución de vacunas COVID-19.
El Papa se suma a apoyar las mentiras de Bill Gates, el Foro Económico Mundial y la Universidad John Hopkins, declaró: “la pandemia todavía está en pleno curso, la crisis social y económica es muy grave", también señaló que pese a ello: "los conflictos armados no cesan y los arsenales militares se refuerzan”, refiriéndose a Siria, Yemen y Libia.
Aunque el Papa Francisco se niega a criticar la criminal dictadura narcotraficante de Nicolás Maduro o el Partido Comunista Chino y a las minorías que tiene esclavizadas en campos de concentración. Prefiere mirar a otro lado impulsar la agenda climática, el Gran Reseteo Económico Mundial del Foro de Dávos y la inmigración ilegal.
Es importante destacar que el Papa Francisco no es ninguna autoridad médica ni científica, y que sus pronunciamientos a favor de tales agendas liberticidas, no constituyen dogmas de la Iglesia, sino que por el contrario las opiniones del Papa pueden y deben ser rechazadas por católicos fieles a la doctrina católica que está totalmente a favor de la libertad del libre albedrio de Dios de elegir entre el bien y el mal.
Comentario: O el Papa está muy mal informado, o colabora abiertamente con la falsa pandemia. En todo caso, la Iglesia no cambia por decretos de un Papa. La salud no viene de inyecciones o pastillas, viene de la verdad que es Dios.