San Hormisda papa: Que lucho contra la secta de eutiquianismo o monofisismo que niega la naturaleza humana de Cristo y atacó el Concilio de Calcedonia.
Santa Claudia matrona: Era una dama de importancia en la Roma del siglo I. San Pablo la menciona en su segunda epístola a Timoteo.
Según la tradición Santa Claudia era hija del rey británico Caractaco, a quien el general romano Aulo Placio derrotó y envió prisionero a Roma con su familia en el año 51.
El emperador Claudio los puso en libertad. Una de las hijas de Caractaco se quedó en Roma y fue bautizada con el nombre de Claudia. Se ignora el día de su muerte.
San Justo: En Compluto (hoy Alcalá de Henares), en la Hispania Cartaginense, santos mártires Justo y Pastor. Todavía niños, corrieron voluntariamente al martirio, abandonando en la escuela sus tablillas de escolar y, detenidos por orden del juez e inmediatamente azotados, animándose y exhortándose mutuamente fueron degollados por su amor a Cristo.
Beato Carlos López Vidal: En las cercanías de Gandía, en Valencia, en España, beato Carlos López Vidal, mártir, que en tiempo de persecución de la fe alcanzó la gloria celestial (1936) por los republicanos, anarquistas y comunistas.
Beato Escelino: En el territorio de Luxemburgo, beato Escelino, eremita, que vivió en un bosque sin techo ni vestidos, confiado sólo en Dios, que en la intemperie puede ofrecer también refugio.
Beata María Francisca de Jesús Rubatto: En Montevideo, de Uruguay, beata María Francisca de Jesús (Ana María) Rubatto, virgen, que en la ciudad de Loano, cerca de Savona, en Italia, fundó el Instituto de las Hermanas Terciarias Capuchinas y, habiéndose trasladado a América Latina, puso todo su empeño en el servicio a los pobres.
Beato Octaviano de Savona: En Savona, de la Liguria, beato Octaviano, obispo y hermano del papa Calixto II, que tanto en el claustro como en la cátedra buscó con ahínco servir a Dios y a los hermanos.
Beato Tadeo Dulny: Cerca de Munich, de Baviera, en Alemania, beato Tadeo Dulny, mártir. Al ser ocupada militarmente Polonia, su patria, fue llevado al campo de concentración de Dachau por creerse que participaba en la resistencia polaca contra la Ocupación Alemana.
En 1940 fueron llevados allí más de ochocientos sacerdotes y religiosos polacos. A todos se les asignaba un número de prisionero, a Tadeo le correspondió el 22662. Un compañero del campo de deportación lo recuerda de la siguiente manera: «No era como los otros, en esas circunstancias su personalidad maduró y resaltó poco a poco que era un hombre increíblemente generoso, que moría a sí mismo».