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lunes, 28 de octubre de 2024

SOBRE EL SINODO DE LA SINODALIDAD 2021-2024 | RESULTADO MALO

Realismo moderado

La verdad es absoluta, pero el conocimiento que tenemos es limitado.

Nuestra tesis puede ser mejorada ampliada, pero posteriormente. 

Mons. Müller dice el Papa no es dueño de la Iglesia y de ninguna manera puede hacer lo que quiera, lo que le apetesca, ni puede abrir las puertas al relativismo o a ideas modernistas que podrían ocultar ciertas verdades de fe. No es justo que el Papa halla convocado a un sinodo para acomodar la Iglesia al mundo, en vez de acomodar el mundo a la Iglesia.

Ayer...

Documento final del sínodo, 200 páginas.

Conclusiones:

Es un texto repetitivo. Quiza hubiara bastado menos de 15 páginas.

Isidro Puente pese a volverse Sedevacantista, dijo que Jesús no fue invitado al Sinodo, ninguna de las voces conservadoras, no se invitó a los dominicos... solamente fuerón invitados a los que aplauden al Papa Francisco.

Secta Masonica de la Alta Venta, Alta Bendita.

¿Porqué dijo que no lo firmaba Papa Francisco?

Papa abandonó la posición de la catedra de San Pedro.

El Papa está dando PERMITIENDO que dependiendo de la diócesis se permitan cosas que no forman parte del Evangelio.

Ej. En Acapulco se permitieran las uniones gay por la Iglesia. 

Pero no en la diócesis de Hidalgo, o cualquier otro Estado.

A ésto se le llama secularización en materia doctrinal.

Cada Iglesia local tendría derecho de crear su PROPIO RITO.

Puede cambiar la formula de la consagración.

NOTA: En las misas a que asistimos hay partes que han sido eliminadas. Ya no se reza el Yo pecador por ejemplo.

El Padre ordena siempre a personas no consagradas a dar la Sagrada Hostia.

PREGUNTA 1

Se elimina el Santo Sacrificio del Altar, dicen ahora que es una "fiesta", una opinión similar como la que sostenían los protestantes.

Ejemplo: Rito Maya, Zapoteca, Amazónico, tantos rituales como ritos pueda haber...

Eusebio Kino... entre otros predicadores, se NO SE ADAPTARÓN A RITOS NUEVOS...

No obstante, hay algunos ritos que se aceptaron del paganismo en funerales como la LEVANTADA DE LA CRUZ.

PREGUNTA 2

Dios permite el mal y el error en los hombres pero no lo crea con intención. Las muchas sectas o credos paganos no son un DON DE DIOS.

Si todos los credos llevarán a Dios entonces no tendría sentido la PASIÓN DE CRISTO. Porque entonces no seria necesario salvar a nadie.

Con ésto seria como decir que seria digno de aplaudir a un sacerdote no haber bautizado a nadie, no haber buscado la conversión de nadie.

Se habla por tanto de un aggiornamento.

¿Porqué seria muy complicado hacer el rito romano? ¿Porqué ahora diríamos que es un memoríal de la Pasión de Cristo?

Los protestantes atacan a la Iglesia Católica diciendo que asesinamos a Cristo cada Santa Misa.

Permiten las BENDICIONES a personas en adulterio, vueltas a casar.

Con la condición de que solo se bendiga a las personas pero no a las parejas.

Es decir, llegan dos homosexuales o adulteras, los dos se llevan la bendición pero por su lado... no su unión.

Pero... ¿Son una unidad? Entonces a final de cuentas van juntos.

Uniones no benditas = malditas.

El Espíritu Santo les fue concedido a los apóstoles, para custodiar el deposito de la fe, el evangelio, la doctrina, no para hacer nuevas.

PREGUNTA 3 - ¿Porqué el Papa Francisco dijo que éste sínodo tenía carácter profético?

"El acontecimiento sinodal es una palabra profética para nosotros, para la Iglesia y para el mundo, que sólo con la ayuda del Espíritu sabremos interpretar y acoger. Veremos entonces que los campos ya están floreciendo para la cosecha en nuestras comunidades eclesiales" dijo el Papa Francisco.

Si aún bajara un ángel con un nuevo evangelio... no le creerás...

Esa advertencia pudiera incluso estar referida a un Papa con opiniones o predicas erradas.

DOCUMENTO: Los carbonarios italianos (masones) Pío XI y Pío XII

A lo que debemos aspirar los masones es a un Papa que nos sea útil sobre la Ramera de Babilonia (Iglesia) que marche con nuestra bandera creyendo que sigue a Cristo...

En nombre de la obediencia al Papa...

Teoría: Para ésto se hizo el Sínodo Vaticano de 2021-2024. Es una forma de buscar no un CISMA sino múltiples cismas como una balcanización en la que cada vez más habrá enfrentamientos entre distintas congregaciones porque no van aceptar tales INNOVACIONES, MODERNISTAS O HERÉTICAS.

Catecismo del P. Riapalda. (recomendable para leer).

Libro: Tu eres Pedro...

Iglesia del Salto del Agua

Félix Bernet - Judíos Cristianos (prologado por Salvador Abascal).

Entrevista entre el P. Isidro Puente y P. Moore.

Las religiosas del padre Puente saben hablar arameo, rezan en arameo que es la lengua original en que rezó Cristo, no obstante las lenguas en la cruz son: Latín, hebreo y griego.

Grace: Escucho su malicia humana...

Novedades:

¿Es una forma válida de protestar contra las acciones del Papa lo que ha hecho P. Puente?

No se descarta que el Papa Francisco podría ser masón.

Recordamos a Bella Dodd exagente comunista denunciando que la Iglesia había sido infiltrada por comunistas.

Hay la queja entonces de una influencia, una infiltración de la masonería una usurpación de las instituciones.

martes, 1 de diciembre de 2020

Prohibir el culto católico bajo pretexto del terrorismo mediático de una pandemia


Hipocresía en el imperio de mentiras que son los organismos globales, el gobierno de Claudia Sheinbaum de MORENA y los grandes medios de desinformación como Televisa en México [anticatólica] para suprimir el culto católico público bajo el pretexto de unas condiciones "sanitarias únicas" inexistentes, ello es persecución religiosa, incluso en países como Estados Unidos la Corte Suprema frenó los abusos del Gobernador de Nueva York Andrew Cuomo que bajo pretexto de pandemia intentó prohibir el culto religiosos, como hace ahora MORENA contra la Basílica de Guadalupe, contra la fe de los mexicanos en la Virgen de Guadalupe. 

No hay nada que odie más la judeo-masonería farisea representada en el masón Andrés Manuel López Obrador y Claudia Sheinbaum Pardo que el culto a la Virgen de Guadalupe, pues a pesar de todo el adoctrinamiento laicista ateísta y socialista en la decadente educación publica, los mexicanos son devotos y no presiden de su fe a la Santa Virgen de Guadalupe por cuentos de terror cada vez más desacreditados por la propia experiencia que dice están exagerando y nos están mintiendo de manera incongruente.

Ahora el terrorismo mediático, la represión policial y gubernamental, así como la corrupción del alto clero católico o su credulidad ingenua o coacción por parte del gobierno, en la alegada exageración de la gravedad de la pandemia se aprovecha para dar rienda suela a los apetitos de persecución persecución religiosa y la supresión del culto católico en publico.   

Los absurdo e incoherentes son evidentes, el virus no existe para Tiendas para celebrar la fiesta pagana del consumismo del Buen Fin, el virus no existe en los vuelos en aviones internacionales, dice absurda la misma OMS, el virus y los contagios no existen en las fabricas, las aglomeraciones no existen en los autobuses llenos hasta las puertas, ni el Transporte Colectivo Metro, con todas las personas en los asientos y de pie presionadas unas con otras... es absurdo. 

No, sino que el sugestionado, neófito, crédulo de todo, debe creer ciega y acríticamente en el terrorismo mediático de Televisa, con amplio historial de mentir contra México en favor de agendas globales, cadena que para hacer un reportaje cita a las personas mas ignorantes, cobardes y pusilánimes, cuya fe es mediocre o inexistente, o pagadas para mentir ante una cámara y un micrófono en que dicen el virus y el contagio solo existe en la Basílica de Guadalupe, no vengan, o morirán todos, la masonería aplaude, creían estar logrando echar una maldición sobre la Basílica, "al fin apestada". 

"No vengan o todos morirán...." 

Sentencias satánicas, que solo despiertan la burla, para suprimir el culto católico mediante el terror, el culto católico nunca se ha suspendido desde el siglo XVI y esta no será la excepción. Tiemblan los satanistas judíos fariseos de Palacio Nacional y el sequito de la comunista Claudia Sheinbaum, no habrá fuerza policial, ni fuerza del Ejército que pueda detener a los mexicanos que van a rendir sus honores a la Madre de México. 

Es de vital importancia que las restricciones arbitrarias sean evadidas, porque no hay ningún motivo para suprimir el culto católico. 

En Estados Unidos, la Corte Suprema ha invalidado los dictados fóbico religiosos de Andrew Cuomo que intentó prohibir los servicios religiosos bajo pretexto de la farsa de la pandemia y el terrorismo mediático, ello se demostró es violatorio de la Primera Enmienda de la Constitución. 

En México, igualmente las leyes amparan al libertad religiosa, no así los ministros de la masónica LGTBI, feminista asesina abortista y transexual comunista SCJN, y los criminales de masones de MORENA que desean exterminar a la Iglesia Católica entendida como el pueblo mexicano al que se sataniza como "conservador" es decir apegado a sus tradiciones inamovibles en el catolicismo que a inicios del siglo XX le hizo la guerra a la masonería de Estado, encabezada por Plutarco Elías Calles quien ordeno al Ejército Federal asesinar 250 mil 000 católicos mexicanos por supresión del culto católico.   

https://panampost.com/marissa-rivera/2020/11/27/entre-la-fe-y-el-covid-19-el-peligroso-peregrinar-guadalupano/

domingo, 8 de noviembre de 2020

Sacerdote católico le niega la sagrada comunión a Joe Biden

 


Conozca la razón, al igual que otros políticos de la Extrema Izquierda es un promotor del asesinato de niños mediante el aborto, también promueve la agenda Lesbianas, Gays, Transexuales, Transgénero, etc.

martes, 27 de octubre de 2020

Papa Francisco aclara que personas gay necesitan ayuda de especialistas y que nunca apoyó "uniones civiles gay"

 

Si una persona, tiene un problema de orientación sexual debe ser tratada por especialistas dijo con claridad el Papa. No aceptando su grotesco pecado. Aceptar al prójimo no es aceptar sus pecados. 

El Papa ya denunció que lo que dijo el documental es mentira. El no apoyó las uniones civiles homosexuales nunca. Fue una mala traducción, seguramente a propósito. 

El Papa nunca apoyó las uniones civiles homosexuales, sino leyes de convivencia. Y eso en otro sentido completamente diferente al que aseveró el mal documental. 

Sin derechos de adopción, porque el derecho de adopción es para el niño, que se restituya una familia, no dos hombres, no dos mujeres. 

Sin ser llamados matrimonio, porque eso jamás será matrimonio. 

Sin ser llamado familia, porque familia solo la conforma un hombre una mujer e hijos. O en todo caso, personas con lazos familiares reales, no con las construcciones ideológicas gay que se quieren imponer por gobiernos que ven en esto un medio para destruir la familia real. 

La Iglesia, nunca jamás en tanto sea Iglesia Católica, podrá aceptar una aberración como bodas entre personas del mismo sexo. En Argentina, el Papa Francisco lo denunció como un plan satánico contra el Plan de Dios, cuando Cristina Kirchner quería imponer el erróneamente llamado, matrimonio gay, matrimonio es de maternidad, únicamente, y no hay maternidad en uniones gay, matrimonio es hombre y mujer, y nada más. 

https://www.notimerica.com/sociedad/noticia-portavoz-obispos-aclara-polemica-francesco-papa-no-emplea-expresion-uniones-civiles-20201026192905.html

miércoles, 14 de octubre de 2020

Liberales y Comunistas conspiran para que el mundo crea "cristianismo=comunismo"

 


Liberales y comunistas están trabajando para difundir un mismo error, decir que "Ser cristiano, es igual a comunista", ambos han difundiendo esa mentira, en su mismo provecho anti-cristiano.

En éste caso se trata de un tal  Ben Bayer y un tal Keith Lockitch, que consideran que el problema es el cristianismo, y que el Papa Francisco es comunista por ser cristiano. Ni una ni otra, ambas son falsedades. 

Aquí les exhibo lo que realmente están proponiendo ambos. Sépase que el liberalismo no es útil para combatir el comunismo. 

https://youtu.be/mGylqXccEgQ


Confundidos de conceptos erroneos, comienzan a abundar las personas que confuden ayudar a los pobres con comunismo o socialismo, convirtiendose contrario a su voluntad, sin saber y sin querer en herramientas utiles a las mismas tiranias marxistas, porque han llegado a confundirlo todo y desorientar a otros. Son éstas personas, casi siempre las mismas que asumen que por hablar sobre los pobres el Papa Francisco seria una especie de "comunista" o "socialista" y eso es falso. 


Es tan falso como aquellos que pretenden decir que los tiranos socialistas por hablar de los pobres "les importan" o "los ayudan por darles dinero...", también es falso. Ni una ni otra, ambas son falsedades, una liberal radical y otra socialista. 


Semejantes tesis son difundidas por muchos, pero en ésta ocasión me enviarón el mensaje de un tal Ben Bayer y un tal Keith Lockitch que combocan a abominar contra la nueva encíclica del Papa. 


El pensamiento erroneo de ambos hombres, es bastante simple, basan su pensamiento en una escala de valores donde la propiedad privada y la libertad individual, están en la cuspide.


Mientras la vida está en un plano secundario o incluso peor, la ponen hasta en un nivel terciario siempre que no se trate de la propia, la cual también tiene un valor utilitario, quieren la vida en tanto les sirva para ejercer la propia voluntad, la libertad individual absoluta e irrestricta y el placer hedonista.


Si su propia vida, ya les fuera inútil para ejercer esa voluntad irrestricta, perderia su utilidad. Por eso no es extraño encontrar gente de éste tipo que cada vez se suicidan más, llegados a cierta edad.  


Si ellos tuvieran una escala de valores sana, podrian entender que proteger la vida de uno y la vida de otros es más importante que la propiedad privada. Que eso es lo único que dice el Papa, no habla de adoptar socialismos o comunismos.  


En su forma de pensar tampoco pueden entender que también han existido hombres y mujeres que vieron su existencia comprometida a ciertas causas por las cuales también les fue legitimo morir, o dejar de hacer la propia voluntad, para cumplir la voluntad de Dios, como es el mejor ejemplo los Santos de la Iglesia, o el mismo Cristo en la Cruz, o la Virgen María "hagase en mi según tu voluntad...". 


Lucas 22:42

diciendo: Padre, si es tu voluntad, aparta de mí esta copa; pero no se haga mi voluntad, sino la tuya.


Aqui ni siquiera estamos hablando de entregar la vida por otros, sino de ayudar a los necesitados por caridad, lo cual algunos ven como una limitación a su libertad absoluta. 


El Papa Francisco no está exigiendo ningúna redistribución de la riqueza por la revolución violenta, como hacen los comunistas o los socialistas, los cuales se apoyan como el criminal López Obrador, sobre la indiferencia y el abandono de los pobres, para azuzar el odio e incitar a la violencia, según el credo marxista del odio de clases. 


Si sacrificando un poco de nuestra propiedad evitamos la muerte de alguien con lo indispensable, eso no es comunismo, eso es fraternidad. Y es una obligación cristiana. 


Dicho de otro modo, si sacrificando un poco de nuestra propiedad (un valor secundario que se puede reponer) evitamos la muerte de alguien con lo indispensable, es decir salvamos una vida o varias (un valor primario que no se puede reponer una vez destruido) eso no es comunismo, eso es fraternidad.


El comunismo es odio, el odio es repulsión, la repulsión es división, es separación. Por lo tanto, no hay punto de comparación entre cristianismo y comunismo, como dicen los liberales o ha dicho erroneamente Vladimir Putin para justificar la preservación de la momía putrefacta del tirano Lenin. 


Fraternidad es reconocer que todos son hijos de Dios, sin importar su credo, el ser humano tiene una misma dignidad por haber sido hecho a la imagen y semejanza de Dios.


Fratenidad, viene de las lenguas indo-europeas frater, pater, Vater, Father, que es padre, fraternidad es tener un mismo padre. 


Desde luego que ésto no significa que personas que pueden trabajar y no lo hacen sea nuestra obligación sostenerlos, o que ellos esten autorizados para despojarnos de nuestros bienes. Que es algo que el Papa Francisco tampoco nunca ha promovido, porque eso seria esclavitud. 


Del mismo modo, el Papa Francisco en Fratelli Tutti no se inclina a favorecer a unos ni a otros, hace una profunda crítica aquellos que piensan que ayudar a los pobres, es mantenerlos lejos de ti con bardas, con militares y policias como hace López Obrador, Pablo Iglesias, o Nicolás Maduro, etc. derramando de vez en cuando cuando se acercan elecciones, recursos públicos para que voten por ti. 


Eso no es ayudar a los pobres, eso es oprimir a los pobres. 


Y les comento, que para desgracia de éstos satanicos personajes oportunistas, tuve la oportunidad de escucharlos indignados en un programa de la cadena de telebasura comunista RT (Russia Today), en un programa del profugo de la justicia Rafael Correa, en que entrevistó a las tiranas socialistas Cristina Krichner y Dilma Russev. Y para su desgracia, cuando les preguntaron a las personas, ¿Por que cree que ha recibido éstos recursos del Estado? Ellos respondian "Gracias a Dios". Ambas mujeres histericas decian, ¿Cómo puede ser? tenian que decir gracias a mi, gracias a Cristina, Gracias a Dilma. No importaba que tanto personalizaran las dadivas y sobornos, la mayoria de la gente decia gracias a Dios. Ambas arpias solo pudieron concluir que la gente era ignorante. Por lo que dijeron que apretarian en el adoctrinamiento en las escuelas.   


¿Cómo? Con anti-cristianismo, con ateísmo seguramente. Porque como toda secta satanica, lo que los socialistas quieren es esclavizar a los hombres. Les quieren quitar a Dios, a la Iglesia, quitarles la familia, quitarles los amigos, la patria, la tradición, para que solo se sometan a ellos, y les rindan culto idolatrico.  


Del mismo modo, la verdadera conclusión a la que buscan llegar liberales como Bayer y Lockitch es poder decir que cristianismo es una peste y que debe de desaparecer, cuando dicen, y lo dice muy claro desde el mensaje: (...) Si bien los críticos “conservadores” del Papa han lamentado sus objeciones al capitalismo global y la propiedad privada, cometen el error de no dimensionar la magnitud en la cual su posición está profundamente ligada a la mirada básica cristiana del mundo. (...) Fin de cita.


En primera, los que se digan católicos, y crean que es más importante defender un sistema economico, no son conservadores. Sino liberales progresistas ateos. 


Es decir, para ellos el problema del Papa Francisco, es que es cristiano, es que es católico. Porque la idea de ellos de libertad individual, no es cristiana, es que ellos quieren poder decir, yo puedo vivir indiferente de lo que pase a la gente de mi país y de mi alrededor, yo puedo hacer lo que quiera y no me importa nada más. Mientas no me pasa a mi no me importa. 


Esa posición, dicho sea de paso, ni siquiera fue sostenida por liberales como Adam Smith. 


La libertad individual puesta en la cuspide de los "derechos" o "bienes juridicos" es precisamente lo que siempre oponen las feministas para poder asesinar via aborto a los niños. Ellas suelen decir en su retorica, yo no estoy a favor del aborto. Estoy a favor de la libre elección, de la libertad individual. 


Dejando al arbitro individual, al fuero interno, privar de la vida a otro ser humano. Es la legalización del homicidio con otras palabras. Solo por el hecho de que la vida pasa a ser insignificante. Y eso es lo que mucho no han entendido. 


Porque la vida a pasado a un nivel secundario. 


De ese mismo modo se justificara que existe el aborto por pobreza. 


El aborto por "defecto de fabrica" como hacen los daneses asesinando a sus hijos por detectar en Sindrome de Down antes de nacer. 


El aborto por discriminación de origen, mata al niño porque su vida es el producto de una violación, y es su culpa existir conforme a las leyes naturales. 


Cuidado amigos, con los "lobos con piel de cordero". 


El liberalismo y el marxismo, son dos doctrinas diabolicas de caracter plenamente materialista, que ponen en el centro de sus prioridades los bienes economicos, su acumulación o su destrucción, nada les importa más. 


El liberalismo y la sociedad capitalista, no son más que una etapa anterior de revoluciones anticristianas, siendo el socialismo y el comunismo una etapa más radicalizada en la misma intención de eliminar a Dios, su Iglesia y la humanidad de la vida pública (política y social).


Pero si ustedes les preguntan ¿Donde está Dios en tu vida? en el centro de su pensamiento no esta Dios, ni la vida, dos valores fundamentales sin los que los demás bienes o no funcionan o se vuelven instrumentos del mal operando anarquicamente a la voluntad de los hombres, la cual no puede resistir sin la gracia de Dios el poder de desviarse al mal.


Los liberales y socialistas, así como la alta masonería seguiran atacando al Papa Francisco para generar gran confusión. 


Una nueva postura de los masones comunistas es precisamente difundir que el Papa es masón, para que los católicos no puedan escuchar el evangelio desde la perspectiva correcta. 


Aprovecho para aclarar, que cuando la masonería dice "Fraternidad Universal" ellos reconocen a su padre el Diablo, y quieren hacer los deseos de su padre, el fue homicida y mentirosos desde el primer momento. Padre de la Mentira. 


Ellos quieren hacer lo que les enseño su Padre el Diablo, se reconocen y asumen hijos del Diablo, como fariseos que son.  


Juan 8:42-44

Los hijos del diablo

42 —Si Dios fuera su Padre —les contestó Jesús—, ustedes me amarían, porque yo he venido de Dios y aquí me tienen. No he venido por mi propia cuenta, sino que él me envió. 43 ¿Por qué no entienden mi modo de hablar? Porque no pueden aceptar mi palabra. 44 Ustedes son de su padre, el diablo, cuyos deseos quieren cumplir. Desde el principio este ha sido un asesino, y no se mantiene en la verdad, porque no hay verdad en él. Cuando miente, expresa su propia naturaleza, porque es un mentiroso. ¡Es el padre de la mentira!


No se dejen engañar, lean la encíclica, con el corazon abierto, leanla completa, y no saquen conclusiones apresuradas a las primeras dos lineas. El Papa Francisco ha hecho muchas referencias  a todos los libros de doctrina católica, ustedes mismos pueden comprobar que lo que se dice ahí, hay voz del Espiritu Santo, no palabras de hombre.


Desde el comienzo de los tiempos, dos ciudades se erigieron en batalla, una con el amor a Dios al punto de aborrecerse a si mismo, y otra por el amor a si mismo, hasta el punto de odiar a Dios. 


¿A que ciudad quieres pertenecer? Tu decides.


Firma Héctor Rosales, si quiere leer más columnas como ésta, visite HRZ Radio Blog, o HRZ Radio en YouTube, unase a FACI (Frente Anticomunista Internacional).

Obispo de la paz le responde a López Obrador, Corral denuncia que López trivializa asesinato de Jessica Silva por GN

 2020-10-13


 

Noticias: Obispo de la Paz le responde a López Obrador, ante carta ofensiva contra la Iglesia Católica, aseguro que el Estado Mexicano debería pedir perdón por la Constitución de 1917 y por el asesinato y persecución de miles de católicos durante la Guerra Cristera, Gobernador Corral denuncia que AMLO tiene desprecio por Jessica Silva - HRZ Radio - Mediante una manipulación estadística y una explicación rebuscada régimen de López Obrador a través de Alomia dice que México ocupa el lugar 10 a nivel mundial de muertos por Virus del PCCh, cuando en realidad ocupa el No. 4ª cuatro con más de 84 mil. SSA insinuó que como México tiene una gran población la vida de 84 mil personas "no vale nada".

 

sábado, 19 de septiembre de 2020

ENCÍCLICA QUOD APOSTOLICI MUNERIS - Contra la secta del socialismo

 

La lucha violenta contra los tiranos no es aprobada por la Iglesia Católica, pero si la DESOBEDIENCIA PACIFICA ANTE DICTADOS INJUSTOS ES APROBADA Y OBLIGATORIA

(...) la enseñanza de la Iglesia católica no permite una insurrección de la autoridad privada contra ellos, para que no se perturbe más el orden público, y la sociedad no sufra más. Y cuando los asuntos llegan a tal punto que no hay otra esperanza de seguridad, ella enseña que el alivio puede acelerarse por los méritos de la paciencia cristiana y por las fervientes oraciones a Dios. Pero, si la voluntad de los legisladores y príncipes ha sancionado o ordenado algo repugnante a la ley divina o natural, la dignidad y el deber del nombre cristiano, así como el juicio del Apóstol, instan a que "Dios debe ser obedecido más bien que el hombre ". (...)

Religión Y Política no pueden ser separados

(...)  alzamos de nuevo Nuestra voz y les suplicamos una y otra vez por su propia seguridad y la de su pueblo que acojan y escuchen a la Iglesia que ha tenido una influencia tan maravillosa en la prosperidad pública de los reinos, y reconocer que los asuntos políticos y religiosos están tan estrechamente unidos que lo que se toma de lo espiritual debilita la lealtad de los súbditos y la majestad del gobierno. Y como saben que la Iglesia de Cristo tiene tal poder para rechazar la plaga del socialismo que no se puede encontrar en las leyes humanas, (...).


-- TEXTO COMPLETO- 

ENCÍCLICA QUOD APOSTOLICI MUNERIS

DEL PAPA LEO XIII

SOBRE EL SOCIALISMO


A los Patriarcas, Primados, Arzobispos y

Obispos del Mundo Católico en Gracia y

Comunión con la Sede Apostólica.


Al comienzo mismo de Nuestro pontificado, como lo exigía la naturaleza de Nuestro oficio apostólico, nos apresuramos a señalar en una carta encíclica dirigida a ustedes, venerables hermanos, la plaga mortal que se está infiltrando en las fibras mismas de la sociedad humana y la conduce hacia adelante. al borde de la destrucción; al mismo tiempo, señalamos también los remedios más eficaces mediante los cuales la sociedad podría ser restaurada y escapar de los gravísimos peligros que la amenazan. Pero los males que entonces deploramos han aumentado tan rápidamente que nuevamente nos vemos obligados a dirigirnos a ustedes, como si escucháramos la voz del profeta resonando en Nuestros oídos: "Clama, no ceses, alza tu voz como una trompeta". 1) Ustedes comprenden, venerables hermanos, que hablamos de esa secta de hombres que, bajo varios y casi bárbaros nombres, se llaman socialistas, comunistas, durante mucho tiempo han estado planificando el derrocamiento de toda la sociedad civil, sea cual sea.


Seguramente estos son los que, como atestiguan las Sagradas Escrituras, "contaminan la carne, desprecian el dominio y blasfeman la majestad". vida. Rechazan la obediencia a los poderes superiores, a quienes, según la amonestación del Apóstol, toda alma debe estar sujeta, y quienes obtienen el derecho de gobernar de Dios; y proclaman la igualdad absoluta de todos los hombres en derechos y deberes. Degradan la unión natural del hombre y la mujer, que se considera sagrada incluso entre los pueblos bárbaros; y su vínculo, por el cual la familia se mantiene unida principalmente, se debilitan o incluso se entregan a la lujuria. Atraídos, en fin, por la codicia de los bienes presentes, que es "la raíz de todos los males, que algunos codiciosos se han descarriado de la fe", (3) atentan contra el derecho de propiedad sancionado por la ley natural; y por un plan de horrible maldad, mientras parecen deseosos de atender las necesidades y satisfacer los deseos de todos los hombres, se esfuerzan por apoderarse y mantener en común todo lo que ha sido adquirido ya sea por título de herencia legal, o por trabajo de cerebro y manos, o por ahorro en el modo de vida de uno. Estas son las sorprendentes teorías que pronuncian en sus reuniones, expuestas en sus folletos y esparcidas por el extranjero en una nube de revistas y folletos. Por lo tanto, la venerada majestad y el poder de los reyes se ha ganado un odio tan feroz de su pueblo sedicioso que los traidores desleales, impacientes por toda moderación, más de una vez en un corto período han alzado los brazos en un impío atentado contra la vida de sus propios soberanos.


2. Pero la osadía de estos hombres malos, que día a día amenaza cada vez más a la sociedad civil con la destrucción, y golpea el alma de todos con ansiedad y miedo, encuentra su causa y origen en esas doctrinas venenosas que, en otros tiempos, se difundieron en el extranjero. entre el pueblo, como semilla maligna, a su debido tiempo, tan fatal fruto. Porque ustedes saben, venerables hermanos, que esa guerra más mortífera que desde el siglo XVI hacia abajo ha sido librada por innovadores contra la fe católica, y que ha crecido en intensidad hasta hoy, tenía por objeto subvertir toda revelación y derrocar la orden sobrenatural, para que así se abriera el camino a los descubrimientos, o más bien a las alucinaciones, de la sola razón. Este tipo de error, que se usurpa falsamente el nombre de razón, ya que atrae y estimula el apetito natural que hay en el hombre de sobresalir, y da rienda suelta a deseos ilícitos de todo tipo, ha penetrado fácilmente no sólo en la mente de una gran multitud de hombres, sino también en gran medida en la sociedad civil. Por lo tanto, por una nueva especie de impiedad, inaudita incluso entre las naciones paganas, se han constituido estados sin contar en absoluto con Dios o con el orden establecido por él; Se ha dicho que la autoridad pública no deriva sus principios, ni su majestad, ni su poder de gobernar de Dios, sino más bien de la multitud, que, creyéndose absuelta de toda sanción divina, sólo se somete a las leyes que le corresponden. hecho por su propia voluntad. Las verdades sobrenaturales de la fe han sido asaltadas y arrojadas como hostiles a la razón, el mismo Autor y Redentor del género humano ha sido lentamente y poco a poco desterrado de las universidades. los liceos y gimnasios, en una palabra, de todas las instituciones públicas. En fin, entregados al olvido las recompensas y los castigos de una vida futura y eterna, el ardiente deseo de felicidad se ha limitado a los límites del presente. Doctrinas como estas habiendo sido esparcidas por todas partes, tan grande Habiendo surgido la licencia de pensamiento y acción por todos lados, no es de extrañar que hombres de la clase más baja, cansados ??de su miserable hogar o taller, estén ansiosos por atacar los hogares y las fortunas de los ricos; no es de extrañar que ya no exista ningún sentido de seguridad ni en la vida pública ni en la privada, y que la raza humana haya avanzado hasta el borde mismo de la disolución final.


3. Pero los pastores supremos de la Iglesia, sobre quienes recae el deber de proteger el rebaño del Señor de las trampas del enemigo, se han esforzado a tiempo para alejar el peligro y velar por la seguridad de los fieles. Pues, en cuanto comenzaron a formarse las sociedades secretas, en cuyo seno se alimentaban ya entonces las semillas de los errores que ya hemos mencionado, los Romanos Pontífices Clemente XII y Benedicto XIV no dejaron de desenmascarar los malos consejos de los sectas, y para advertir a los fieles de todo el mundo contra la ruina que se produciría. Más tarde, nuevamente, cuando una especie de libertad licenciosa fue atribuida al hombre por un grupo de hombres que se glorían en nombre de los filósofos, (4) y un nuevo derecho, como lo llaman, contra la ley natural y divina comenzó a enmarcarse y sancionado, Papa Pío VI, de feliz memoria, enseguida expuso en documentos públicos la astucia y falsedad de sus doctrinas, y al mismo tiempo predijo con previsión apostólica la ruina a la que sería arrastrado el pueblo tan miserablemente engañado. Pero, como no se tomaron las debidas precauciones para evitar que sus malas enseñanzas desvíen cada vez más al pueblo, y no se les permita escapar en los estatutos públicos de los Estados, los Papas Pío VII y León XII condenaron por anatema las sectas secretas, (5) y nuevamente advirtió a la sociedad del peligro que los amenazaba. Finalmente, todos han presenciado con qué solemnes palabras y con gran firmeza y constancia de alma nuestro glorioso predecesor, Pío IX, de feliz memoria, tanto en sus alocuciones como en sus encíclicas dirigidas a los obispos de todo el mundo, luchó ahora contra los malvados. intentos de las sectas,


4. Pero es de lamentar que aquellos a quienes se ha confiado la tutela del bien público, engañados por las artimañas de los malvados y aterrorizados por sus amenazas, hayan mirado a la Iglesia con ojos suspicaces y hasta hostiles, sin percibir que los intentos de las sectas serían vanos si la doctrina de la Iglesia católica y la autoridad de los Romanos Pontífices hubieran sobrevivido siempre, con el honor que les corresponde, entre príncipes y pueblos. Porque "la iglesia del Dios vivo, que es columna y baluarte de la verdad" (6) transmite aquellas doctrinas y preceptos cuyo objeto especial es la seguridad y la paz de la sociedad y el desarraigo del crecimiento maligno del socialismo.


5. Porque, en efecto, aunque los socialistas, robando el mismo Evangelio con el fin de engañar más fácilmente a los incautos, se han acostumbrado a distorsionarlo para satisfacer sus propios propósitos, sin embargo, tan grande es la diferencia entre sus depravadas enseñanzas y la doctrina más pura de Cristo que no podría existir ninguna más grande: "porque ¿qué participación tiene la justicia con la injusticia o qué comunión la luz con las tinieblas?" (7) Su costumbre, como hemos insinuado, es siempre sostener que la naturaleza ha hecho a todos los hombres. iguales, y que, por tanto, ni la honra ni el respeto se deben a la majestad, ni la obediencia a las leyes, salvo, quizás, a las sancionadas por su propio beneplácito. Pero, por el contrario, de acuerdo con las enseñanzas del Evangelio, la igualdad de los hombres consiste en esto: que todos, habiendo heredado la misma naturaleza, Están llamados a la misma más alta dignidad de los hijos de Dios, y que, puesto que todos tienen un mismo fin, cada uno será juzgado por la misma ley y recibirá castigo o recompensa según sus méritos. La desigualdad de derechos y de poder procede del mismo Autor de la naturaleza, "de quien se nombra toda paternidad en el cielo y en la tierra". (8) Pero las mentes de los príncipes y sus súbditos están, según la doctrina y los preceptos católicos, ligados el uno con el otro de tal manera, mediante deberes y derechos mutuos, que se refrena la sed de poder y se hace fácil, firme y noble la base racional de la obediencia.


6. Ciertamente, la Iglesia inculca sabiamente el precepto apostólico sobre la masa de hombres: "No hay poder sino de Dios; y los que son, son ordenados por Dios. Por tanto, el que resiste al poder, resiste la ordenanza de Dios. Y ellos que resisten comprarse a sí mismos la condenación ". Y de nuevo amonesta a los "sujetos por necesidad" a serlo "no sólo por ira sino también por causa de la conciencia", y que paguen "a todos los hombres lo que les corresponde; tributo a quien se debe tributo, costumbre a quien costumbre, temor a quien teme, honor a a quien honra. "(9) Porque, Aquel que creó y gobierna todas las cosas, en Su sabia providencia, dispuso que las cosas más bajas deben alcanzar sus fines por las intermedias, y estas también por las más altas. incluso en el reino de los cielos ha querido que los coros de ángeles sean distintos y unos sujetos a otros, y también en la Iglesia ha instituido varios órdenes y una diversidad de oficios, de modo que no todos sean apóstoles ni doctores ni pastores, (10 ) así también ha designado que debe haber varios órdenes en la sociedad civil, que difieren en dignidad, derechos y poder, por lo que el Estado, como la Iglesia, debe ser un solo cuerpo, compuesto por muchos miembros, algunos más nobles que otros, pero todos necesarios los unos para los otros y solícitos por el bien común.


(11) Y si en algún momento sucede que el poder del Estado es ejercido de manera precipitada y tiránica por los príncipes, la enseñanza de la Iglesia católica no permite una insurrección de la autoridad privada contra ellos, para que el orden público no sea más que perturbado, y no sea que la sociedad reciba más daño de ello. Y cuando los asuntos llegan a tal punto que no hay otra esperanza de seguridad, ella enseña que el alivio puede acelerarse por los méritos de la paciencia cristiana y por las fervientes oraciones a Dios. Pero, si la voluntad de los legisladores y príncipes ha sancionado o ordenado algo repugnante a la ley divina o natural, la dignidad y el deber del nombre cristiano, así como el juicio del Apóstol, instan a que "Dios debe ser obedecido más bien que el hombre ". (12) la enseñanza de la Iglesia católica no permite una insurrección de la autoridad privada contra ellos, para que no se perturbe más el orden público, y la sociedad no sufra más. Y cuando los asuntos llegan a tal punto que no hay otra esperanza de seguridad, ella enseña que el alivio puede acelerarse por los méritos de la paciencia cristiana y por las fervientes oraciones a Dios. Pero, si la voluntad de los legisladores y príncipes ha sancionado o ordenado algo repugnante a la ley divina o natural, la dignidad y el deber del nombre cristiano, así como el juicio del Apóstol, instan a que "Dios debe ser obedecido más bien que el hombre ". (12) la enseñanza de la Iglesia católica no permite una insurrección de la autoridad privada contra ellos, para que no se perturbe más el orden público, y la sociedad no sufra más. Y cuando los asuntos llegan a tal punto que no hay otra esperanza de seguridad, ella enseña que el alivio puede acelerarse por los méritos de la paciencia cristiana y por las fervientes oraciones a Dios. Pero, si la voluntad de los legisladores y príncipes ha sancionado o ordenado algo repugnante a la ley divina o natural, la dignidad y el deber del nombre cristiano, así como el juicio del Apóstol, instan a que "Dios debe ser obedecido más bien que el hombre ". (12) Y cuando los asuntos llegan a tal punto que no hay otra esperanza de seguridad, ella enseña que el alivio puede acelerarse por los méritos de la paciencia cristiana y por las fervientes oraciones a Dios. Pero, si la voluntad de los legisladores y príncipes ha sancionado o ordenado algo repugnante a la ley divina o natural, la dignidad y el deber del nombre cristiano, así como el juicio del Apóstol, instan a que "Dios debe ser obedecido más bien que el hombre ". (12) Y cuando los asuntos llegan a tal punto que no hay otra esperanza de seguridad, ella enseña que el alivio puede acelerarse por los méritos de la paciencia cristiana y por las fervientes oraciones a Dios. Pero, si la voluntad de los legisladores y príncipes ha sancionado o ordenado algo repugnante a la ley divina o natural, la dignidad y el deber del nombre cristiano, así como el juicio del Apóstol, instan a que "Dios debe ser obedecido más bien que el hombre ". (12)


8. Incluso la propia vida familiar, que es la piedra angular de toda sociedad y gobierno, necesariamente siente y experimenta el poder saludable del Iglesia, que redunda en el correcto orden y preservación de cada Estado y reino. Porque sabéis, venerables hermanos, que el fundamento de esta sociedad descansa ante todo en la unión indisoluble del marido y la mujer según la necesidad de la ley natural, y se completa en los derechos y deberes mutuos de padres e hijos, amos y servidores. . Sabes también que las doctrinas del socialismo se esfuerzan casi por completo por disolver esta unión; ya que, esa estabilidad que le es impartida por la pérdida del matrimonio religioso, se sigue que el poder del padre sobre sus propios hijos, y los deberes de los hijos para con sus padres, deben debilitarse mucho. Pero la Iglesia, por el contrario, enseña que "el matrimonio, honorable en todos" (13), que Dios mismo instituyó desde el principio del mundo,


Por tanto, como dice el Apóstol, (14) como Cristo es cabeza de la Iglesia, así el hombre es cabeza de la mujer; y como la Iglesia está sujeta a Cristo, que la abraza con un amor sumamente casto e imperecedero, así también las esposas deben someterse a sus maridos y ser amadas por ellos a su vez con un afecto fiel y constante. De la misma manera, la Iglesia modera el uso de la autoridad paterna y doméstica, para que pueda tender a mantener a los niños y sirvientes en su deber, sin ir más allá de los límites. Porque, según la enseñanza católica, la autoridad de nuestro Padre y Señor celestial se imparte a los padres y amos, cuya autoridad, por lo tanto, no solo toma su origen y fuerza de Él, sino que también toma prestada su naturaleza y carácter. Por eso, el Apóstol exhorta a los hijos a "obedecer a sus padres en el Señor y honrar a su padre y a su madre, que es el primer mandamiento con promesa "; (15) y amonesta a los padres:" Y vosotros, padres, no provoquéis a ira a vuestros hijos, sino criadlos en la disciplina y corrección del Señor "(16). El apóstol ordena el precepto divino a los siervos y amos, exhortando a los primeros a ser "obedientes a sus señores según la carne de Cristo". . . con buena voluntad sirviendo, como al Señor "; y este último, para" soportar las amenazas, sabiendo que el Señor de todo está en los cielos, y que no hay acepción de personas para con Dios "(17). Fueron observadas fielmente de acuerdo con la voluntad divina por todos a quienes se les ordenó, lo más seguro es que cada familia sería una figura del hogar celestial, y las maravillosas bendiciones allí engendradas no se limitarían solo a los hogares,


9. Pero la sabiduría católica, sustentada en los preceptos de la ley natural y divina, presta especial atención a la tranquilidad pública y privada en sus doctrinas y enseñanzas sobre el deber de gobierno y la distribución de los bienes necesarios para la vida y el uso. Porque, mientras los socialistas destruirían el "derecho" de propiedad, alegando que es una invención humana totalmente opuesta a la igualdad innata del hombre, y reclamando una comunidad de bienes, argumentan que la pobreza no debe ser soportada pacíficamente, y que el la propiedad y los privilegios de los ricos pueden ser invadidos con razón, la Iglesia, con mucha mayor sabiduría y buen sentido, reconoce la desigualdad entre los hombres, que nacen con diferentes poderes de cuerpo y mente, desigualdad en la posesión real, también, y sostiene que la derecho de propiedad y de propiedad, que brota de la naturaleza misma, no debe tocarse y permanece inviolable. Porque ella sabe que el hurto y el robo fueron prohibidos de una manera tan especial por Dios, Autor y Defensor del derecho, que no permitiría que el hombre deseara lo que pertenecía a otro, y que ladrones y saqueadores, no menos que adúlteros e idólatras. , están excluidos del Reino de los Cielos. Pero no menos por este motivo nuestra santa Madre no descuida el cuidado de los pobres ni deja de atender sus necesidades; sino, más bien, acercándolos a ella con un abrazo de madre, y sabiendo que llevan la persona de Cristo mismo, que considera el más mínimo regalo a los pobres como un beneficio conferido a Él mismo, los honra mucho. Ella hace todo lo que puede para ayudarlos; les proporciona hogares y hospitales donde pueden ser recibidos, alimentados, y cuida de todo el mundo y vela por ellos. Ella está constantemente presionando sobre los ricos ese precepto más grave para dar lo que queda a los pobres; y sostiene sobre sus cabezas la sentencia divina de que a menos que socorran a los necesitados, serán recompensados ??con tormentos eternos. En fin, hace todo lo que puede para aliviar y consolar a los pobres, ya sea mostrándoles el ejemplo de Cristo, "que siendo rico se hizo pobre por nosotros, (18) o recordándoles sus propias palabras, en las que declaró a los pobres bienaventurados y les invitó a esperar la recompensa de la dicha eterna. Pero, ¿quién no ve que éste es el mejor método para arreglar la vieja lucha entre ricos y pobres? Porque, como muestra la evidencia misma de los hechos y eventos, si este método es rechazado o ignorado, debe ocurrir una de dos cosas: o la mayor parte de la raza humana volverá a caer en la vil condición de esclavitud que prevaleció durante tanto tiempo entre los pueblos indígenas. Las naciones paganas, o la sociedad humana, deben seguir siendo perturbadas por constantes erupciones, para ser deshonradas por la rapiña y la contienda, como hemos tenido triste testimonio incluso en tiempos recientes.


10. Siendo así, pues, venerables hermanos, como al principio de Nuestro pontificado Nosotros, sobre quienes ahora descansa la guía de toda la Iglesia, señalamos un lugar de refugio a los pueblos y a los príncipes sacudidos por la furia de la tempestad, así que ahora, movidos por el peligro extremo que se cierne sobre ellos, alzamos de nuevo Nuestra voz y les suplicamos una y otra vez por su propia seguridad y la de su pueblo que acojan y escuchen a la Iglesia que ha tenido una influencia tan maravillosa en la prosperidad pública de los reinos, y reconocer que los asuntos políticos y religiosos están tan estrechamente unidos que lo que se toma de lo espiritual debilita la lealtad de los súbditos y la majestad del gobierno. Y como saben que la Iglesia de Cristo tiene tal poder para rechazar la plaga del socialismo que no se puede encontrar en las leyes humanas,


11. Pero ustedes, venerables hermanos, que conocen el origen y la deriva de estos males que se acumulan, esfuércense con todas sus fuerzas del alma por implantar profundamente la enseñanza católica en la mente de todos. Esforzaos para que todos tengan el hábito de aferrarse a Dios con amor filial y reverenciar su divinidad desde sus más tiernos años; para que respeten la majestad de los príncipes y las leyes; para que puedan refrenar sus pasiones y mantenerse firmes en el orden que Dios ha establecido en la sociedad civil y doméstica. Además, trabajen duro para que los hijos de la Iglesia Católica no se unan ni favorezcan de ninguna manera a esta abominable secta; que demuestren, por el contrario, con obras nobles y con el trato correcto en todas las cosas, cuán bien y felizmente se mantendría unida la sociedad humana si cada miembro brillara como ejemplo de hacer el bien y de la virtud. En fin buscada especialmente entre los artesanos y obreros, que, cansados, tal vez, del trabajo, se dejan seducir más fácilmente por la esperanza de las riquezas y la promesa de riquezas, conviene fomentar sociedades de artesanos y obreros que, constituidas bajo la tutela de la religión, puede tender a hacer que todos los asociados estén contentos con su suerte y llevarlos a una vida tranquila y pacífica.


12. Venerables hermanos, que Él, que es el principio y el fin de toda buena obra, inspire sus esfuerzos y los nuestros. Y, de hecho, el solo pensamiento de estos días, en los que se celebra solemnemente el aniversario del nacimiento de nuestro Señor, nos mueve a esperar una pronta ayuda. Por la nueva vida que Cristo en su nacimiento trajo a un mundo que ya estaba envejeciendo y sumergido en las mismas profundidades de la maldad, Él también nos invita a esperar, y la paz que luego anunció por los ángeles a los hombres, también nos ha prometido a nosotros. Porque no se acorta la mano del Señor para que no pueda salvar, ni se le aflige el oído para que no oiga. sus iglesias, rogamos sinceramente al Dador de todo bien que otra vez " Y para que logremos más pronto y más plenamente nuestro deseo, ustedes, venerables hermanos, únanse a Nosotros para elevar sus fervientes oraciones a Dios y pedir la intercesión de la Santísima e Inmaculada Virgen María, y de José, su esposo, y de los bienaventurados Apóstoles Pedro y Pablo, en cuyas oraciones tenemos la mayor confianza. Y mientras tanto os impartimos, con el más íntimo afecto del corazón, y a vuestro clero y pueblo fiel, la bendición apostólica como augurio de los dones divinos. Y para que logremos más pronto y más plenamente nuestro deseo, ustedes, venerables hermanos, únanse a Nosotros para elevar sus fervientes oraciones a Dios y pedir la intercesión de la Santísima e Inmaculada Virgen María, y de José, su esposo, y de los bienaventurados Apóstoles Pedro y Pablo, en cuyas oraciones tenemos la mayor confianza. Y mientras tanto os impartimos, con el más íntimo afecto del corazón, y a vuestro clero y pueblo fiel, la bendición apostólica como augurio de los dones divinos.


Dado junto a San Pedro, en Roma, el día veintiocho de diciembre de 1878, año primero de Nuestro pontificado.


LEO XIII

Mitt Brennender Sorge - Sobre lo falaz del "superhombre" y el culto a la raza, Papa Pius XI

MITT BRENNENDER SORGE - Sobre la falacia del "superhombre" tanto del régimen Nacional-Socialista como el inmoral y anti-cristiano sionista Federico Nietzsche, racista anti-alemán, financiado por el gran capital sionista. Cuya ideología nihilista, después fue adaptada por su cuñado Förster, al Nacional-Socialismo. El mismo Adolf Hitler confesaba no creer en el "superhombre", y consideraba absurdo que se le dijera a los niños que tenian que ser eso, más no hizo nada por evitar ese adoctrinamiento en escuelas.  Volvemos a encontrar el neo-paganismo, panteísmo cabalista, darwinismo y naturalismo cabalista masónico, los prejuicios evolucionistas, creencias en una inmortalidad material, veneración del cuerpo y los rasgos raciales, ofensas y ridiculización a los santos y Dios por su caracter de sacrificio y amor a dios hasta el grado de aborrecerse. Cuando los NS llegaron a la deificación de la raza o volk. 

Partes destacadas:

10. Quien, con una confusión panteísta, identifica a Dios con el universo, materializando a Dios en el mundo o deificando al mundo en Dios, no pertenece a los verdaderos creyentes.

11. Ni tampoco lo es quien, siguiendo una pretendida concepción precristiana del antiguo germanismo, pone en lugar del Dios personal el hado sombrío e impersonal, negando la sabiduría divina y su providencia, la cual se extiende poderosa del uno al otro extremo (Sab 8,1) y lo dirige a buen fin. Ese hombre no puede pretender que sea contado entre los verdaderos creyentes.

13. Vigilad, venerables hermanos, con cuidado contra el abuso creciente, que se manifiesta en palabras y por escrito, de emplear el nombre tres veces santo de Dios como una etiqueta vacía de sentido para un producto más o menos arbitrario de una especulación o aspiración humana; y procurad que tal aberración halle entre vuestros fieles la vigilante repulsa que merece.

33. Gracia, en sentido lato, puede llamarse todo lo que el Creador otorga a la criatura [Incluidos los buenos rasgos fisicos]. Pero la gracia, en el propio sentido cristiano de la palabra, comprende solamente los dones gratuitos sobrenaturales del amor divino, la dignación y la obra por la que Dios eleva al hombre a aquella íntima comunicación de su vida, que en el Nuevo Testamento se llama filiación de Dios.


...Os hablan mucho de grandeza heroica [Idealismo y romanticismo alemán], contraponiéndola osada y falsamente a la humildad y a la paciencia evangélica, pero ¿por qué os ocultan que se da también un heroísmo en la lucha moral, y que la conservación de la pureza bautismal representa una acción heroica, que debería ser apreciada como merece, tanto en el campo religioso como en el natural? Os hablan de las fragilidades humanas en la historia de la Iglesia, pero ¿por qué os ocultan las grandes gestas que la acompañan a lo largo de los siglos, los santos que ha producido, los beneficios que la civilización occidental recibió de la unión vital entre la Iglesia y vuestro pueblo?...


...Os hablan mucho de ejercicios deportivos, los cuales, si se usan en una bien entendida medida, dan gallardía física, que es un beneficio para la juventud. Pero hoy se les señala, con frecuencia, una extensión que no tiene en cuenta ni la formación integral y armónica del cuerpo y del espíritu, ni el conveniente cuidado de la vida de familia, ni el mandamiento de santificar el día del Señor. Con una indiferencia rayana en el desprecio, se despoja al día del Señor de su carácter sagrado y de su recogimiento que corresponde a la mejor tradición alemana. Esperamos confiados que los jóvenes alemanes católicos reivindicarán explícitamente, en el difícil ambiente de las organizaciones obligatorias del Estado, su derecho a santificar cristianamente el día del Señor; que el cuidado de robustecer el cuerpo no les hará olvidar su alma inmortal; que no se dejarán vencer por el mal, sino que más bien procurarán ahogar el mal con el bien (Rom 12,21); que seguirán considerando como meta altísima suya la corona de la victoria en el estadio de la vida eterna (1Cor 9,24-25).


40. Por mil voces se os repite al oído un Evangelio que no ha sido revelado por el Padre celestial; miles de plumas escriben al servicio de una sombra de cristianismo, que no es el cristianismo de Cristo. La prensa y la radio os inundan a diario con producciones de contenido opuesto a la fe y a la Iglesia y, sin consideración y respeto alguno, atacan lo que para vosotros debe ser sagrado y santo


- TEXTO COMPLETO-


CARTA ENCÍCLICA

MIT BRENNENDER SORGE

DEL SUMO PONTÍFICE

PÍO XI

SOBRE LA SITUACIÓN

DE LA IGLESIA CATÓLICA EN EL REICH ALEMÁN


A los venerables hermanos,

arzobispos, obispos y otros ordinarios de Alemania

en paz y comunión con la Sede Apostólica


 


1. Con viva preocupación y con asombro creciente venimos observando, hace ya largo tiempo, la vía dolorosa de la Iglesia y la opresión progresivamente agudizada contra los fieles, de uno u otro sexo, que le han permanecido devotos en el espíritu y en las obras; y todo esto en aquella nación y en medio de aquel pueblo al que San Bonifacio llevó un día el luminoso mensaje, la buena nueva de Cristo y del reino de Dios.


2. Esta nuestra inquietud no se ha visto disminuida por los informes que los reverendísimos representantes del episcopado, según su deber, nos dieron, ajustados a la verdad, al visitarnos durante nuestra enfermedad. Junto a muchas noticias muy consoladoras y edificantes sobre la lucha sostenida por sus fieles por causa de la religión, no pudieron pasar en silencio, a pesar de su amor al propio pueblo y a su patria y el cuidado de expresar un juicio bien ponderado, otros innumerables sucesos muy tristes y reprobables. Luego que Nos hubimos escuchado sus relatos, con profunda gratitud a Dios pudimos exclamar con el apóstol del amor: No hay para mi mayor alegría que oír de mis hijos que andan en la verdad (3Jn 4). Pero la sinceridad que corresponde a la grave responsabilidad de nuestro ministerio apostólico y la decisión de presentar ante vosotros y ante todo el mundo cristiano la realidad en toda su crudeza, exigen también que añadamos: No tenemos preocupación mayor ni más cruel aflicción pastoral que cuando oímos: Muchos abandonan el camino de la verdad (cf. 2Pe 2,2).


1. CONCORDATO


3. Cuando Nos, venerables hermanos, en el verano de 1933, a instancia del Gobierno del Reich, aceptamos el reanudar las gestiones para un concordato, tomando por base un proyecto elaborado ya varios años antes, y llegamos así a un acuerdo solemne que satisfizo a todos vosotros, tuvimos por móvil la obligada solicitud de tutelar la libertad de la misión salvadora de la Iglesia en Alemania y de asegurar la salvación de las almas a ella confiadas, y, al mismo tiempo, el sincero deseo de prestar un servicio capital al pacífico desenvolvimiento y al bienestar del pueblo alemán.


4. A pesar de muchas y graves consideraciones, Nos determinamos entonces, no sin una propia violencia, a no negar nuestro consentimiento. Queríamos ahorrar a nuestros fieles, a nuestros hijos y a nuestras hijas de Alemania, en la medida humanamente posible, las situaciones violentas y las tribulaciones que, en caso contrario, se podían prever con toda seguridad según las circunstancias de los tiempos. Y con hechos queríamos demostrar a todos que Nos, buscando únicamente a Cristo y cuanto a Cristo pertenece, no rehusábamos tender a nadie, si él mismo no la rechazaba, la mano pacífica de la madre Iglesia.


5. Si el árbol de la paz, por Nos plantado en tierra alemana con pura intención, no ha producido los frutos por Nos anhelados en interés de vuestro pueblo, no habrá nadie en el mundo entero, con ojos para ver y oídos para oír, que pueda decir, todavía hoy, que la culpa es de la Iglesia y de su Cabeza suprema. La experiencia de los años transcurridos hace patentes las responsabilidades y descubre las maquinaciones que, ya desde el principio, no se propusieron otro fin que una lucha hasta el aniquilamiento. En los surcos donde nos habíamos esforzado por echar la simiente de la verdadera paz, otros esparcieron —como el inimicus homo de la Sagrada Escritura (Mt 13, 25)— la cizaña de la desconfianza, del descontento, de la discordia, del odio, de la difamación, de la hostilidad profunda, oculta o manifiesta, contra Cristo y su Iglesia, desencadenando una lucha que se alimentó en mil fuentes diversas y se sirvió de todos los medios. Sobre ellos, y solamente sobre ellos y sobre sus protectores, ocultos o manifiestos, recae la responsabilidad de que en el horizonte de Alemania no aparezca el arco iris de la paz, sino el nubarrón que presagia luchas religiosas desgarradoras.


6. Venerables hermanos, Nos no nos hemos cansado de hacer ver a los dirigentes, responsables de la suerte de vuestra nación, las consecuencias que se derivan necesariamente de la tolerancia, o peor aún, del favor prestado a aquellas corrientes. A todo hemos recurrido para defender la santidad de la palabra solemnemente dada y la inviolabilidad de los compromisos voluntarios contraídos frente a las teorías y prácticas que, si hubieran llegado a admitirse oficialmente, habrían disipado toda confianza y desvalorizado intrínsecamente toda palabra para lo futuro. Cuando llegue el momento de exponer a los ojos del mundo estos nuestros esfuerzos, todos los hombres de recta intención sabrán dónde han de buscarse los defensores de la paz y dónde sus perturbadores. Todo el que haya conservado en su ánimo un residuo de amor a la verdad, y en su corazón una sombra del sentido de justicia, habrá de admitir que, en los años tan difíciles y llenos de tan graves acontecimientos que siguieron al Concordato, cada una de nuestras palabras y de nuestras acciones tuvo por norma la fidelidad a los acuerdos estipulados. Pero deberá también reconocer con extrañeza y con profunda reprobación cómo por la otra parte se ha erigido en norma ordinaria el desfigurar arbitrariamente los pactos, eludirlos, desvirtuarlos y, finalmente, violarlos más o menos abiertamente.


7. La moderación que, a pesar de todo esto, hemos demostrado hasta ahora no nos ha sido sugerida por cálculos de intereses terrenos, ni mucho menos por debilidad, sino simplemente por la voluntad de no arrancar, junto con la cizaña, alguna planta buena; por la decisión de no pronunciar públicamente un juicio mientras los ánimos no estuviesen bien dispuestos para comprender su ineludible necesidad; por la resolución de no negar definitivamente la fidelidad de otros a la palabra empeñada, antes de que el irrefutable lenguaje de la realidad le hubiese arrancado los velos con que se ha sabido y se pretende aún ahora disfrazar, conforme a un plan predeterminado, el ataque contra la Iglesia. Todavía hoy, cuando la lucha abierta contra las escuelas confesionales, tuteladas por el Concordato, y la supresión de la libertad del voto para aquellos que tienen derecho a la educación católica, manifiestan, en un campo particularmente vital para la Iglesia, la trágica gravedad de la situación y la angustia, sin ejemplo, de las conciencias cristianas, la solicitud paternal por el bien de las almas nos aconseja no dejar de considerar las posibilidades, por escasas que sean, que aún puedan subsistir, de una vuelta a la fidelidad de los pactos y una inteligencia que nuestra conciencia pueda admitir. Secundando los ruegos de los reverendísimos miembros del episcopado, en adelante no nos cansaremos de ser el defensor —ante los dirigentes de vuestro pueblo— del derecho conculcado, y ello, sin preocuparnos del éxito o del fracaso inmediato, obedeciendo sólo a nuestra conciencia y a nuestro ministerio pastoral, y no cesaremos de oponernos a una mentalidad que intenta, con abierta u oculta violencia, sofocar el derecho garantizado por solemnes documentos.


8. Sin embargo, el fin de la presente carta, venerables hermanos, es otro. Como vosotros nos visitasteis amablemente durante nuestra enfermedad, así ahora nos dirigimos a vosotros, y por vuestro conducto, a los fieles católicos de Alemania, los cuales, como todos los hijos que sufren y son perseguidos, están muy cerca del corazón del Padre común. En esta hora en que su fe está siendo probada, como oro de ley, en el fuego de la tribulación y de la persecución, insidiosa o manifiesta, y en que están rodeados por mil formas de una opresión organizada de la libertad religiosa, viviendo angustiados por la imposibilidad de tener noticias fidedignas y de poder defenderse con medios normales, tienen un doble derecho a una palabra de verdad y de estímulo moral por parte de Aquel a cuyo primer predecesor dirigió el Salvador aquella palabra llena de significado: Yo he rogado por ti para que no desfallezca tu fe, y tú, una vez convertido, confirma a tus hermanos (Lc 22,32).


2. GENUINA FE EN DIOS


9. Y ante todo, venerables hermanos, cuidad que la fe en Dios, primer e insustituible fundamento de toda religión, permanezca pura e íntegra en las regiones alemanas. No puede tenerse por creyente en Dios el que emplea el nombre de Dios retóricamente, sino sólo el que une a esta venerada palabra una verdadera y digna noción de Dios.


10. Quien, con una confusión panteísta, identifica a Dios con el universo, materializando a Dios en el mundo o deificando al mundo en Dios, no pertenece a los verdaderos creyentes.


11. Ni tampoco lo es quien, siguiendo una pretendida concepción precristiana del antiguo germanismo, pone en lugar del Dios personal el hado sombrío e impersonal, negando la sabiduría divina y su providencia, la cual se extiende poderosa del uno al otro extremo (Sab 8,1) y lo dirige a buen fin. Ese hombre no puede pretender que sea contado entre los verdaderos creyentes.


12. Si la raza o el pueblo, si el Estado o una forma determinada del mismo, si los representantes del poder estatal u otros elementos fundamentales de la sociedad humana tienen en el orden natural un puesto esencial y digno de respeto, con todo, quien los arranca de esta escala de valores terrenales elevándolos a suprema norma de todo, aun de los valores religiosos, y, divinizándolos con culto idolátrico, pervierte y falsifica el orden creado e impuesto por Dios, está lejos de la verdadera fe y de una concepción de la vida conforme a esta.


13. Vigilad, venerables hermanos, con cuidado contra el abuso creciente, que se manifiesta en palabras y por escrito, de emplear el nombre tres veces santo de Dios como una etiqueta vacía de sentido para un producto más o menos arbitrario de una especulación o aspiración humana; y procurad que tal aberración halle entre vuestros fieles la vigilante repulsa que merece. Nuestro Dios es el Dios personal, trascendente, omnipotente, infinitamente perfecto, único en la trinidad de las personas y trino en la unidad de la esencia divina, creador del universo, señor, rey y último fin de la historia del mundo, el cual no admite, ni puede admitir, otras divinidades junto a sí.


14. Este Dios ha dado sus mandamientos de manera soberana, mandamientos independientes del tiempo y espacio, de región y raza. Como el sol de Dios brilla indistintamente sobre el género humano, así su ley no reconoce privilegios ni excepciones. Gobernantes y gobernados, coronados y no coronados, grandes y pequeños, ricos y pobres, dependen igualmente de su palabra. De la totalidad de sus derechos de Creador dimana esencialmente su exigencia de una obediencia absoluta por parte de los individuos y de toda la sociedad. Y esta exigencia de una obediencia absoluta se extiende a todas las esferas de la vida, en las que cuestiones de orden moral reclaman la conformidad con la ley divina y, por esto mismo, la armonía de los mudables ordenamientos humanos con el conjunto de los inmutables ordenamientos divinos.


15. Solamente espíritus superficiales pueden caer en el error de hablar de un Dios nacional, de una religión nacional, y emprender la loca tarea de aprisionar en los límites de un pueblo solo, en la estrechez étnica de una sola raza, a Dios, creador del mundo, rey y legislador de los pueblos, ante cuya grandeza las naciones son como gotas de agua en el caldero (Is 40, 15).


16. Los obispos de la Iglesia de Cristo encargados de las cosas que miran a Dios (Heb 5,1), deben vigilar para que no arraiguen entre los fieles esos perniciosos errores, a los que suelen seguir prácticas aun más perniciosas. Es propio de su sagrado ministerio hacer todo lo posible para que los mandamientos de Dios sean considerados y practicados como obligaciones inconcusas de una vida moral y ordenada, tanto privada como pública; para que los derechos de la majestad divina, el nombre y la palabra de Dios no sean profanados (cf. Tit 2,5); para que las blasfemias contra Dios en palabras, escritos e imágenes, numerosas a veces como la arena del mar, sean reducidas a silencio, y para que frente al espíritu tenaz e insidioso de los que niegan, ultrajan y odian a Dios, no languidezca nunca la plegaria reparadora de los fieles, que, como el incienso, suba continuamente al Altísimo, deteniendo su mano vengadora.


17. Nos os damos gracias, venerables hermanos, a vosotros, a vuestros sacerdotes y a todos los fieles que, defendiendo los derechos de la Divina Majestad contra un provocador neopaganismo, apoyado, desgraciadamente con frecuencia, por personalidades influyentes, habéis cumplido y cumplís vuestro deber de cristianos. Esta gratitud es particularmente íntima y llena de reconocida admiración para todos los que en el cumplimiento de este su deber se han hecho dignos de sufrir por la causa de Dios sacrificios y dolores.


3. GENUINA FE EN JESUCRISTO


18. La fe en Dios no se mantendrá por mucho tiempo pura e incontaminada si no se apoya en la fe de Jesucristo. Nadie conoce al Hijo sino el Padre, y nadie conoce al Padre sino el Hijo y aquel a quien el Hijo quisiere revelárselo (Lc 10,22). Esta es la vida eterna, que te reconozcan a ti, único Dios verdadero, y a tu enviado, Jesucristo (Jn 17,3). A nadie, por lo tanto, es lícito decir: Yo creo en Dios, y esto es suficiente para mi religión. La palabra del Salvador no deja lugar a tales escapatorias: El que niega al Hijo tampoco tiene al Padre; el que confiesa al Hijo tiene también al Padre (1Jn 2,23).


19. En Jesucristo, Hijo encarnado de Dios, apareció la plenitud de la revelación divina: Muchas veces y en muchas maneras habló Dios en otro tiempo a nuestros padres por ministerio de los profetas; últimamente, en estos días, nos habló por su Hijo (Heb 1,1-2). Los libros santos del Antiguo Testamento son todos palabra de Dios, parte sustancial de su revelación. Conforme al desarrollo gradual de la revelación, en ellos aparece el crepúsculo del tiempo que debía preparar el pleno mediodía de la Redención. En algunas partes se habla de la imperfección humana, de su debilidad y del pecado, como no puede suceder de otro modo cuando se trata de libros de historia y legislación. Aparte de otros innumerables rasgos de grandeza y de nobleza, hablan de la tendencia superficial y materialista que se manifestaba reiteradamente a intervalos en el pueblo de la Antigua Alianza, depositario de la revelación y de las promesas de Dios. Pero cualquiera que no esté cegado por el prejuicio o por la pasión no puede menos de notar que lo que más luminosamente resplandece, a pesar de la debilidad humana de que habla la historia bíblica, es la luz divina del camino de la salvación, que triunfa al fin sobre todas las debilidades y pecados. Y precisamente sobre este fondo, con frecuencia sombrío, la pedagogía de la salvación eterna se ensancha en perspectivas, las cuales a un tiempo dirigen, amonestan, sacuden, consuelan y hacen felices. Sólo la ceguera y el orgullo pueden hacer cerrar los ojos ante los tesoros de saludables enseñanzas encerrados en el Antiguo Testamento. Por eso, el que pretende desterrar de la Iglesia y de la escuela la historia bíblica y las sabias enseñanzas del Antiguo Testamento, blasfema la palabra de Dios, blasfema el plan de la salvación dispuesto por el Omnipotente y erige en juez de los planes divinos un angosto y mezquino pensar humano. Ese tal niega la fe en Jesucristo, nacido en la realidad de su carne, el cual tomó la naturaleza humana de un pueblo que más tarde había de crucificarle. No comprende nada del drama mundial del Hijo de Dios, el cual al crimen de quienes le crucificaban opuso, en calidad de Sumo Sacerdote, la acción divina de la muerte redentora, dando de esta forma al Antiguo Testamento su cumplimiento, su fin y su sublimación en el Nuevo Testamento.


20. La revelación, que culminó en el Evangelio de Jesucristo, es definitiva y obligatoria para siempre, no admite complementos de origen humano, y mucho menos sucesiones o sustituciones por revelaciones arbitrarias, que algunos corifeos modernos querrían hacer derivar del llamado mito de la sangre y de la raza. Desde que Cristo, el Ungido del Señor, consumó la obra de la redención, quebrantando el dominio del pecado y mereciéndonos la gracia de llegar a ser hijos de Dios, desde aquel momento no se ha dado a los hombres ningún otro nombre bajo el cielo, para conseguir la bienaventuranza, sino el nombre de Jesucristo (Hech 4,12). Por más que un hombre encarnara en sí toda la sabiduría, todo el poder y toda la pujanza material de la tierra, no podría asentar fundamento diverso del que Cristo ha puesto (1Cor 3,11). En consecuencia, aquel que con sacrílego desconocimiento de la diferencia esencial entre Dios y la criatura, entre el Hombre-Dios y el simple hombre, osase poner al nivel de Cristo, o peor aún, sobre El o contra El, a un simple mortal, aunque fuese el más grande de todos los tiempos, sepa que es un profeta de fantasías a quien se aplica espantosamente la palabra de la Escritura: El que mora en los cielos se burla de ellos (Sal 2,4).


4. GENUINA FE EN LA IGLESIA


21. La fe en Jesucristo no permanecerá pura e incontaminada si no está sostenida y defendida por la fe en la Iglesia, columna y fundamento de la verdad (1Tim 3,15). Cristo mismo, Dios eternamente bendito, ha erigido esta columna de la fe; su mandato de escuchar a la Iglesia (cf. Mt 18,17) y recibir por las palabras y los mandatos de la Iglesia sus mismas palabras y sus mismos mandatos (cf. Lc 10,16), tiene valor para todos los hombres de todos los tiempos y de todas las regiones. La Iglesia, fundada por el Salvador, es única para todos los pueblos y para todas las naciones: y bajo su bóveda, que cobija, como el firmamento, al universo entero, hallan puesto y asilo todos los pueblos y todas las lenguas, y pueden desarrollarse todas las propiedades, cualidades, misiones y cometidos, que han sido señalados por Dios creador y salvador a los individuos y a las sociedades humanas. El corazón materno de la Iglesia es tan generoso, que ve en el desarrollo de tales peculiaridades y cometidos particulares, conforme al querer de Dios, la riqueza de la variedad, más bien que el peligro de escisiones: se goza con el elevado nivel espiritual de los individuos y de los pueblos, descubre con alegría y santo orgullo materno en sus genuinas actuaciones los frutos de educación y de progreso, que bendice y promueve siempre que lo puede hacer en conciencia. Pero sabe también que a esta libertad le han sido señalados límites por disposición de la Divina Majestad, que ha querido y ha fundado esta Iglesia como unidad inseparable en sus partes esenciales. El que atenta contra esta intangible unidad, quita a la esposa de Cristo una de las diademas con que Dios mismo la ha coronado; somete el edificio divino, que descansa en cimientos eternos, a la revisión y a la transformación por parte de arquitectos a quienes el Padre celestial no ha concedido poder alguno.


22. La divina misión que la Iglesia cumple entre los hombres y debe cumplir por medio de hombres, puede ser dolorosamente oscurecida por el elemento humano, quizás demasiado humano que en determinados tiempos vuelve a retoñar, como la cizaña en medio del trigo del reino de Dios. El que conozca la frase del Salvador acerca de los escándalos y de quienes los dan, sabe cómo la Iglesia y cada individuo deben juzgar sobre lo que fue y es pecado. Pero quien, fundándose en estos lamentables desacuerdos entre la fe y la vida, entre las palabras y los actos, entre la conducta exterior y los pensamientos interiores de algunos —aunque éstos fuesen muchos—, echa en olvido o conscientemente pasa en silencio la enorme suma de genuina actividad para llegar a la virtud, el espíritu de sacrificio, el amor fraternal, el heroísmo de santidad, en tantos miembros de la Iglesia, manifiesta una ceguera injusta y reprobable. Y cuando luego se ve que la rígida medida con que juzga a la odiada Iglesia se deja al margen cuando se trata de otras sociedades que le son cercanas por sentimiento o interés, entonces se evidencia que, al mostrarse lastimado en su pretencioso sentido de pureza, se revela semejante a aquellos que, según la tajante frase del Salvador, ven la paja en el ojo ajeno y no se dan cuenta la viga en el propio. También es menos pura la intención de aquellos que ponen por fin de su vocación lo que hay de humano en la Iglesia, hasta hacer quizás de ello un negocio bastardo, y si bien la potestad de quien está investido de la dignidad eclesiástica, fundada en Dios, no depende de su nivel humano y moral, sin embargo, no hay época alguna, ni individuo, ni sociedad que no deba examinar sinceramente su conciencia, purificarse inexorablemente, renovarse profundamente en el sentir y en el obrar. En nuestra encíclica sobre el sacerdocio y en la de la Acción Católica hemos llamado insistentemente la atención de todos los pertenecientes a la Iglesia, y particularmente la de los eclesiásticos, religiosos y seglares, que colaboran en el apostolado, sobre el sagrado deber de poner su fe y su conducta en aquella armonía exigida por la ley de Dios y reclamada con incansable insistencia por la Iglesia. También hoy Nos repetimos con gravedad profunda: No basta ser contados en la Iglesia de Cristo, es preciso ser en espíritu y en verdad miembros vivos de esta Iglesia. Y lo son solamente los que están en gracia de Dios y caminan continuamente en su presencia, o por la inocencia o por la penitencia sincera y eficaz. Si el Apóstol de las Gentes, el vaso de elección, sujetaba su cuerpo al látigo de la mortificación, no fuera que, después de haber predicado a los otros (cf 1Cor 9,27), fuese él reprobado, ¿habrá, por ventura, para aquellos en cuyas manos está la custodia y el incremento del reino de Dios, otro camino que el de la íntima unión del apostolado con la santificación propia? Sólo así se demostrará a los hombres de hoy, y en primer lugar a los detractores de la Iglesia, que la sal de la tierra y la levadura del cristianismo no se ha vuelto ineficaz, sino que es poderosa y capaz de renovar espiritualmente y rejuvenecer a los que están en la duda y en el error, en la indiferencia y en el descarrío espiritual, en la relajación de la fe y en el alejamiento de Dios, de quien ellos —lo admitan o lo nieguen— están más necesitados que nunca. Una cristiandad en la que todos los miembros vigilen sobre sí mismos, que deseche toda tendencia a lo puramente exterior y mundano, que se atenga seriamente a los preceptos de Dios y de la Iglesia y se mantenga, por consiguiente, en el amor de Dios y en la solícita caridad para el prójimo, podrá y deberá ser ejemplo y guía para el mundo profundamente enfermo, que busca sostén y dirección, si es que no se quiere que sobrevenga una enorme catástrofe o una decadencia indescriptible.


23. Toda reforma genuina y duradera ha tenido propiamente su origen en el santuario, en hombres inflamados e impulsados por amor de Dios y del prójimo, los cuales, gracias a su gran generosidad en corresponder a cualquier inspiración de Dios y a ponerla en práctica ante todo en sí mismos, profundizando en humildad y con la seguridad de quien es llamado por Dios, llegaron a iluminar y renovar su época. Donde el celo de reformas no derivó de la pura fuente de la integridad personal, sino que fue efecto de la explosión de impulsos pasionales, en vez de iluminar oscureció, en vez de construir destruyó, y fue frecuentemente punto de partida para errores todavía más funestos que los daños que se quería o se pretendía remediar. Es cierto que el espíritu de Dios sopla donde quiere (Jn 3,8), de las piedras puede suscitar los cumplidores de sus designios (cf. Mt 3,9; Lc 3,8), y escoge los instrumentos de su voluntad según sus planes, no según los de los hombres. Pero El, que ha fundado la Iglesia y la llamó a la vida en Pentecostés, no quiebra la estructura fundamental de la salvadora institución por El mismo querida. Quien está movido por el espíritu de Dios observa, por esto mismo, una actitud exterior e interior de respeto hacia la Iglesia, noble fruto del árbol de la Cruz, don del Espíritu Santo en Pentecostés al mundo necesitado de guía.


24.. En vuestras regiones, venerables hermanos, se alzan voces, en coro cada vez más fuerte, que incitan a salir de la Iglesia; y entre los voceadores hay algunos que, por su posición oficial, intentan producir la impresión de que tal alejamiento de la Iglesia, y consiguientemente la infidelidad a Cristo Rey, es testimonio particularmente convincente y meritorio de su fidelidad al actual régimen. Con presiones ocultas y manifiestas, con intimidaciones, con perspectivas de ventajas económicas, profesionales, cívicas o de otro género, la adhesión de los católicos a su fe —y singularmente la de algunas clases de funcionarios católicos— se halla sometida a una violencia tan ilegal como inhumana. Nos, con paterna emoción, sentimos y sufrimos profundamente con los que han pagado a tan caro precio su adhesión a Cristo y a la Iglesia; pero se ha llegado ya a tal punto, que está en juego el último fin y el más alto, la salvación, o la condenación; y en este caso, como único camino de salvación para el creyente, queda la senda de un generoso heroísmo. Cuando el tentador o el opresor se le acerque con las traidoras insinuaciones de que salga de la Iglesia, entonces no habrá más remedio que oponerle, aun a precio de los más graves sacrificios terrenos, la palabra del Salvador: Apártate de mí, Satanás, porque está escrito: al Señor tu Dios adorarás y a El sólo darás culto (Mt 4,10; Lc 4,8). A la Iglesia, por el contrario, deberá dirigirle estas palabras: ¡Oh tú, que eres mi madre desde los días de mi infancia primera, mi fortaleza en la vida, mi abogada en la muerte, que la lengua se me pegue al paladar si yo, cediendo a terrenas lisonjas o amenazas, llegase a traicionar las promesas de mi bautismo! Finalmente, aquellos que se hicieron la ilusión de poder conciliar con el abandono exterior de la Iglesia la fidelidad interior a ella, adviertan la severa palabra del Señor: El que me negare delante de los hombres, será negado ante los ángeles de Dios (Lc 12,9).


5. GENUINA FE EN EL PRIMADO


25. La fe en la Iglesia no se mantendrá pura e incontaminada si no está apoyada por la fe en el primado del obispo de Roma. En el mismo momento en que Pedro, adelantándose a los demás apóstoles y discípulos, profesó su fe en Cristo, Hijo de Dios vivo, la respuesta de Cristo, que le premiaba por su fe y por haberla profesado, fue el anuncio de la fundación de su Iglesia, de la única Iglesia, sobre  la roca de Pedro (Mt 1,18). Por esto la fe en Cristo, en la Iglesia y en el Primado, están en sagrada trabazón de mutua dependencia. Una autoridad genuina y legal es en todas partes un vínculo de unidad y un manantial de fuerza, una defensa contra la división y la ruina, una garantía para el porvenir. Y esto se verifica en un sentido más alto y noble donde, como en el caso de la Iglesia, y sólo en la Iglesia, a tal autoridad se le ha prometido la asistencia sobrenatural del Espíritu Santo y su apoyo invencible. Si personas, que ni siquiera están unidas por la fe de Cristo, os atraen y lisonjean con la seductora imagen de una iglesia nacional alemana, sabed que esto no es otra cosa que renegar de la única Iglesia de Cristo, una apostasía manifiesta del mandato de Cristo de evangelizar a todo el mundo, lo que sólo puede llevar a la práctica una Iglesia universal. El desarrollo histórico de otras iglesias nacionales, su entumecimiento espiritual, su opresión y servidumbre por parte de los poderes laicos, muestran la desoladora esterilidad, que denuncia con irremediable certeza ser un sarmiento desgajado de la cepa vital de la Iglesia. Quien, ya desde el principio, opone a estos erróneos desarrollos un no vigilante e inconmovible, presta un servicio no solamente a la pureza de la fe, sino también a la salud y fuerza vital de su pueblo.


6. NINGUNA ADULTERACIÓN

DE NOCIONES Y TÉRMINOS SAGRADOS


26. Venerables hermanos, ejerced particular vigilancia cuando conceptos religiosos fundamentales son vaciados de su contenido genuino y son aplicados a significados profanos.


27. Revelación, en sentido cristiano, significa la palabra de Dios a los hombres. Usar este término para indicar las sugestiones que provienen de la sangre y de la raza o la irradiaciones de la historia de un pueblo es, en todo caso, causar desorientaciones. Estas monedas falsas no merecen pasar al tesoro lingüístico de un fiel cristiano.


28. La fe consiste en tener por verdadero lo que Dios ha revelado y que por medio de la Iglesia manda creer: es demostración de las cosas que vemos (Heb 11,1). La confianza, risueña y altiva, sobre el porvenir del propio pueblo, cosa grata a todos, significa algo bien distinto de la fe en sentido religioso. El usar una por otra, el querer sustituir la una por la otra y pretender con esto ser considerado como «creyente» por un cristiano convencido, es un mero juego de palabras, una confusión de términos a sabiendas, o incluso algo peor.


29. La inmortalidad, en sentido cristiano, es la sobrevivencia del hombre después de la muerte terrena, como individuo personal, para la eterna recompensa o para el eterno castigo. Quien con la palabra inmortalidad no quiere expresar más que una supervivencia colectiva en la continuidad del propio pueblo, para un porvenir de indeterminada duración en este mundo, pervierte y falsifica una de las verdades fundamentales de la fe cristiana y conmueve los cimientos de cualquier concepción religiosa, la cual requiere un ordenamiento moral universal. Quien no quiere ser cristiano debería al menos renunciar a enriquecer el léxico de su incredulidad con el patrimonio lingüístico cristiano.


30. El pecado original es la culpa hereditaria, propia, aunque no personal, de cada uno de los hijos de Adán, que en él pecaron (cf. Rom 5,12); es pérdida de la gracia —y, consiguientemente, de la vida eterna— con la propensión al mal, que cada cual ha de sofocar por medio de la gracia, de la penitencia, de la lucha y del esfuerzo moral. La pasión y muerte del Hijo de Dios redimió al mundo de la maldita herencia del pecado y de la muerte. La fe en estas verdades, hechas hoy objeto de vil escarnio por parte de los enemigos de Cristo en vuestra patria, pertenece al inalienable depósito de la religión cristiana.


31. La cruz de Cristo, aunque que su solo nombre haya llegado a ser para muchos locura y escándalo (cf 1Cor 1,23), sigue siendo para el cristiano la señal sacrosanta de la redención, la bandera de la grandeza y de la fuerza moral. A su sombra vivimos, besándola morimos; sobre nuestro sepulcro estará como pregonera de nuestra fe, testigo de nuestra esperanza, aspiración hacia la vida eterna.


32. La humildad en el espíritu del Evangelio y la impetración del auxilio divino se compaginan bien con la propia dignidad, con la seguridad de sí mismo y con el heroísmo. La Iglesia de Cristo, que en todos los tiempos, hasta en los más cercanos a nosotros, cuenta más confesores y heroicos mártires que cualquier otra sociedad moral, no necesita, ciertamente, recibir de algunos campos enseñanzas sobre el heroísmo de los sentimientos y de los actos. En su necio afán de ridiculizar la humildad cristiana como una degradación de sí mismo y como una actitud cobarde, la repugnante soberbia de estos innovadores no consigue más que hacerse ella misma ridícula.


33. Gracia, en sentido lato, puede llamarse todo lo que el Creador otorga a la criatura. Pero la gracia, en el propio sentido cristiano de la palabra, comprende solamente los dones gratuitos sobrenaturales del amor divino, la dignación y la obra por la que Dios eleva al hombre a aquella íntima comunicación de su vida, que en el Nuevo Testamento se llama filiación de Dios. Ved qué amor nos ha mostrado el Padre: que seamos llamados hijos de Dios, y lo seamos en realidad (1Jn 3,1). Rechazar esta elevación sobrenatural a la gracia por una pretendida peculiaridad del carácter alemán, es un error, una abierta declaración de guerra a una verdad fundamental del cristianismo. Equiparar la gracia sobrenatural a los dones de la naturaleza equivale a violentar el lenguaje creado y santificado por la religión. Los pastores y guardianes del pueblo de Dios harán bien en oponerse a este hurto sacrílego y a este empeño por confundir los espíritus.


7. DOCTRINA Y ORDEN MORAL


34. Sobre la fe en Dios, genuina y pura, se funda la moralidad del género humano. Todos los intentos de separar la doctrina del orden moral de la base granítica de la fe, para reconstruirla sobre la arena movediza de normas humanas, conducen, pronto o tarde, a los individuos y a las naciones a la decadencia moral. El necio que dice en su corazón: No hay Dios, se encamina a la corrupción moral (Sal 13[14],1). Y estos necios, que presumen separar la moral de la religión, constituyen hoy legión. No se percatan, o no quieren percatarse, de que, el desterrar de las escuelas y de la educación la enseñanza confesional, o sea, la noción clara y precisa del cristianismo, impidiéndola contribuir a la formación de la sociedad y de la vida pública, es caminar al empobrecimiento y decadencia moral. Ningún poder coercitivo del Estado, ningún ideal puramente terreno, por grande y noble que en sí sea, podrá sustituir por mucho tiempo a los estímulos tan profundos y decisivos que provienen de la fe en Dios y en Jesucristo. Si al que es llamado a las empresas más arduas, al sacrificio de su pequeño yo en bien de la comunidad, se le quita el apoyo moral que le viene de lo eterno y de lo divino, de la fe ennoblecedora y consoladora en Aquel que premia todo bien y castiga todo mal, el resultado final para innumerables hombres no será ya la adhesión al deber, sino más bien la deserción. La observancia concienzuda de los diez mandamientos de la ley de Dios y de los preceptos de la Iglesia —estos últimos, en definitiva, no son sino disposiciones derivadas de las normas del Evangelio—, es para todo individuo una incomparable escuela de disciplina orgánica, de vigorización moral y de formación del carácter. Es una escuela que exige mucho, pero no más de lo que podemos. Dios misericordioso, cuando ordena como legislador: «Tú debes», da con su gracia la posibilidad de ejecutar su mandato. El dejar, por consiguiente, inutilizadas las energías morales de tan poderosa eficacia o el obstruirles a sabiendas el camino en el campo de la instrucción popular, es obra de irresponsables, que tiende a producir una depauperación religiosa en el pueblo. El solidarizar la doctrina moral con opiniones humanas, subjetivas y mudables en el tiempo, en lugar de cimentarla en la santa voluntad de Dios eterno y en sus mandamientos, equivale a abrir de par en par las puertas a las fuerzas disolventes. Por lo tanto, fomentar el abandono de las normas eternas de una doctrina moral objetiva, para la formación de las conciencias y para el ennoblecimiento de la vida en todos sus planos y ordenamientos, es un atentado criminal contra el porvenir del pueblo, cuyos tristes frutos serán muy amargos para las generaciones futuras.


8. RECONOCIMIENTO DEL DERECHO NATURAL


35. Es una nefasta característica del tiempo presente querer desgajar no solamente la doctrina moral, sino los mismos fundamentos del derecho y de su aplicación, de la verdadera fe en Dios y de las normas de la relación divina. Fíjase aquí nuestro pensamiento en lo que se suele llamar derecho natural, impreso por el dedo mismo del Creador en las tablas del corazón humano (cf. Rom 2,14-15), y que la sana razón humana no obscurecida por pecados y pasiones es capaz de descubrir. A la luz de las normas de este derecho natural puede ser valorado todo derecho positivo, cualquiera que sea el legislador, en su contenido ético y, consiguientemente, en la legitimidad del mandato y en la obligación que implica de cumplirlo. Las leyes humanas, que están en oposición insoluble con el derecho natura, adolecen de un vicio original, que no puede subsanarse ni con las opresiones ni con el aparato de la fuerza externa. Según este criterio, se ha de juzgar el principio: «Derecho es lo que es útil a la nación». Cierto que a este principio se le puede dar un sentido justo si se entiende que lo moralmente ilícito no puede ser jamás verdaderamente ventajoso al pueblo. Hasta el antiguo paganismo reconoció que, para ser justa, esta frase debía ser cambiada y decir: «Nada hay que sea ventajoso si no es al mismo tiempo moralmente bueno; y no por ser ventajoso es moralmente bueno, sino que por ser moralmente bueno es también ventajoso [Cicerón, De officiis III, 30). Este principio, desvinculado de la ley ética, equivaldría, por lo que respecta a la vida internacional, a un eterno estado de guerra entre las naciones; además, en la vida nacional, pasa por alto, al confundir el interés y el derecho, el hecho fundamental de que el hombre como persona tiene derechos recibidos de Dios, que han de ser defendidos contra cualquier atentado de la comunidad que pretendiese negarlos, abolirlos o impedir su ejercicio. Despreciando esta verdad se pierde de vista que, en último término, el verdadero bien común se determina y se conoce mediante la naturaleza del hombre con su armónico equilibrio entre derecho personal y vínculo social, como también por el fin de la sociedad, determinado por la misma naturaleza humana. El Creador quiere la sociedad como medio para el pleno desenvolvimiento de las facultades individuales y sociales, del cual medio tiene que valerse el hombre, ora dando, ora recibiendo, para el bien propio y el de los demás. Hasta aquellos valores más universales y más altos que solamente pueden ser realizados por la sociedad, no por el individuo, tienen, por voluntad del Creador, como fin último el hombre, así como su desarrollo y perfección natural y sobrenatural. El que se aparte de este orden conmueve los pilares en que se asienta la sociedad y pone en peligro la tranquilidad, la seguridad y la existencia de la misma.


36. El creyente tiene un derecho inalienable a profesar su fe y a practicarla en la forma más conveniente a aquélla. Las leyes que suprimen o dificultan la profesión y la práctica de esta fe están en oposición con el derecho natural.


37. Los padres, conscientes y conocedores de su misión educadora, tienen, antes que nadie, derecho esencial a la educación de los hijos, que Dios les ha dado, según el espíritu de la verdadera fe y en consecuencia con sus principios y sus prescripciones. Las leyes y demás disposiciones semejantes que no tengan en cuenta la voluntad de los padres en la cuestión escolar, o la hagan ineficaz con amenazas o con la violencia, están en contradicción con el derecho natural y son íntima y esencialmente inmorales.


38. La Iglesia, que tiene como misión guardar e interpretar el derecho natural, divino en su origen, tiene el deber de declarar que son efecto de la violencia, y, por lo tanto, sin valor jurídico alguno, las inscripciones escolares hechas en un pasado reciente en una atmósfera de notoria carencia de libertad.


9. A LA JUVENTUD


39. Representantes de Aquel que en el Evangelio dijo a un joven: Si quieres entrar en la vida eterna, guarda los mandamientos (Mt 19,17), Nos dirigimos una palabra particularmente paternal a la juventud.


40. Por mil voces se os repite al oído un Evangelio que no ha sido revelado por el Padre celestial; miles de plumas escriben al servicio de una sombra de cristianismo, que no es el cristianismo de Cristo. La prensa y la radio os inundan a diario con producciones de contenido opuesto a la fe y a la Iglesia y, sin consideración y respeto alguno, atacan lo que para vosotros debe ser sagrado y santo.


41. Sabemos que muchísimos de vosotros, por ser fieles a la fe y a la Iglesia y por pertenecer a asociaciones religiosas, tuteladas por el Concordato, habéis tenido y tenéis que soportar trances duros de desprecio, de sospechas, de vituperios, acusados de antipatriotismo, perjudicados en vuestra vida profesional y social. Y bien sabemos que se cuentan en vuestras filas muchos desconocidos soldados de Cristo que, con el corazón dolorido, pero con la frente erguida, sobrellevan su suerte y buscan alivio solamente en la consideración de que sufren afrentas por el nombre de Jesús (cf Hech 5,41).


42. Y hoy, cuando amenazan nuevos peligros y nuevas tensiones, Nos decimos a esta juventud: «Si alguno os quisiere anunciar un Evangelio distinto del que recibisteis» sobre el regazo de una madre piadosa, de los labios de un padre creyente, por las instrucciones de un educador fiel a Dios y a su Iglesia, ese tal sea anatema (Gál 1,9). Si el Estado organiza a la juventud en asociación nacional obligatoria para todos, en ese caso, dejando a salvo siempre los derechos de las asociaciones religiosas, los jóvenes tienen el derecho obvio e inalienable, y con ellos sus padres, responsables de ellos ante Dios, de exigir que esta asociación esté libre de toda tendencia hostil a la fe cristiana y a la Iglesia; tendencia que hasta un pasado muy reciente y aun hasta el presente angustia a los padres creyentes con un insoluble conflicto de conciencia, por cuanto no pueden dar al Estado lo que se les pide en nombre del Estado, sin quitar a Dios lo que a Dios pertenece.


43. Nadie piensa en poner tropiezos a la juventud alemana en el camino que debiera conducirla a la realización de una verdadera unidad nacional y a fomentar un noble amor por la libertad y una inquebrantable devoción a la patria. A lo que Nos nos oponemos y nos debemos oponer es al antagonismo voluntaria y sistemáticamente suscitado entre las preocupaciones de la educación nacional y de las propias del deber religioso. Por esto, Nos decimos a esta juventud: Cantad vuestros himnos de libertad, mas no olvidéis que la verdadera libertad es la libertad de los hijos de Dios. No permitáis que la nobleza de esta insustituible libertad desaparezca en los grilletes serviles del pecado y de la concupiscencia. No es lícito a quien canta el himno de la fidelidad a la patria terrena convertirse en tránsfuga y traidor con la infidelidad a su Dios, a su Iglesia y a su patria eterna. Os hablan mucho de grandeza heroica, contraponiéndola osada y falsamente a la humildad y a la paciencia evangélica, pero ¿por qué os ocultan que se da también un heroísmo en la lucha moral, y que la conservación de la pureza bautismal representa una acción heroica, que debería ser apreciada como merece, tanto en el campo religioso como en el natural? Os hablan de las fragilidades humanas en la historia de la Iglesia, pero ¿por qué os ocultan las grandes gestas que la acompañan a lo largo de los siglos, los santos que ha producido, los beneficios que la civilización occidental recibió de la unión vital entre la Iglesia y vuestro pueblo? Os hablan mucho de ejercicios deportivos, los cuales, si se usan en una bien entendida medida, dan gallardía física, que es un beneficio para la juventud. Pero hoy se les señala, con frecuencia, una extensión que no tiene en cuenta ni la formación integral y armónica del cuerpo y del espíritu, ni el conveniente cuidado de la vida de familia, ni el mandamiento de santificar el día del Señor. Con una indiferencia rayana en el desprecio, se despoja al día del Señor de su carácter sagrado y de su recogimiento que corresponde a la mejor tradición alemana. Esperamos confiados que los jóvenes alemanes católicos reivindicarán explícitamente, en el difícil ambiente de las organizaciones obligatorias del Estado, su derecho a santificar cristianamente el día del Señor; que el cuidado de robustecer el cuerpo no les hará olvidar su alma inmortal; que no se dejarán vencer por el mal, sino que más bien procurarán ahogar el mal con el bien (Rom 12,21); que seguirán considerando como meta altísima suya la corona de la victoria en el estadio de la vida eterna (1Cor 9,24-25).


10. SACERDOTES Y RELIGIOSOS


44. Dirigimos una palabra de particular gratitud y de exhortación a los sacerdotes de Alemania, a los cuales, con sumisión a sus Obispos, corresponde mostrar a la grey de Cristo los rectos senderos, en tiempos difíciles y en circunstancias duras, con la solicitud diaria, con la paciencia apostólica. No os canséis, amados hijos y partícipes de los divinos misterios, de seguir al eterno Sumo Sacerdote Jesucristo en su amor y oficio de buen samaritano. Caminad de continuo en una conducta inmaculada ante Dios, en una incesante autodisciplina y perfeccionamiento, en un amor misericordioso para todos los que os han sido confiados, especialmente para con los que peligran, los débiles y los vacilantes. Sed guías para los fieles, apoyo para los que titubean, maestros para los que dudan, consoladores para los afligidos, bienhechores desinteresados y consejeros para todos. Las pruebas y los sufrimientos por que ha pasado vuestro pueblo en el periodo de la posguerra, no pasaron sin dejar huellas en su alma. Os han dejado angustias y amarguras, que sólo paulatinamente podrán curarse y ser superadas por un espíritu de amor desinteresado y operante. Este amor, que es la armadura indispensable al apóstol, especialmente en el mundo presente, agitado y trastornado, Nos lo deseamos y lo imploramos de Dios para vosotros en medida copiosa. El amor apostólico, si no logra haceros olvidar, por lo menos os hará perdonar muchas amarguras inmerecidas que, en vuestro camino de sacerdotes y de pastores de almas, son hoy más numerosas que nunca. Por lo demás, este amor inteligente y misericordioso para con los descarriados y para con los mismos que os ultrajan no significa, ni en manera alguna puede significar, renuncia a proclamar, a hacer valer y a defender con valentía la verdad, y a aplicarla a la realidad que os rodea. El primero y más obvio don amoroso del sacerdote al mundo es servirle la verdad, la verdad toda entera; desenmascarar y refutar el error, cualquiera que sea su forma o su disfraz. La renuncia a esto sería no solamente una traición a Dios y a vuestra santa vocación, sino un delito en lo tocante al verdadero bienestar de vuestro pueblo y de vuestra patria. A todos aquellos, que han conservado para con sus obispos la fidelidad prometida en la ordenación, a aquellos que en el cumplimiento de su oficio pastoral han tenido y tienen que soportar dolores y persecuciones —algunos hasta ser encarcelados o mandados a campos de concentración—, a todos ellos llegue la expresión de la gratitud y el encomio del Padre de la Cristiandad.


45. Y Nuestra gratitud paterna se extiende igualmente a los religiosos de ambos sexos; una gratitud unida a una participación íntima por el hecho de que, a consecuencia de medidas contra las Ordenes y Congregaciones religiosas, muchos han sido arrancados del campo de una actividad bendita y para ellos gratísima. Si algunos han sucumbido y se han mostrado indignos de su vocación, sus yerros, condenados también por la Iglesia, no disminuyen el mérito de la grandísima mayoría que con desinterés y pobreza voluntaria se han esforzado por servir con plena entrega a su Dios y a su pueblo. El celo, la fidelidad, el esfuerzo en perfeccionarse, la solícita caridad para con el prójimo y la prontitud bienhechora de aquellos religiosos cuya actividad se desenvuelve en los cuidados pastorales, en los hospitales y en la escuela, son y siguen siendo gloriosa aportación al bienestar privado y público; un futuro tiempo más tranquilo les hará justicia más que el turbulento que atravesamos. Nos tenemos confianza de que los superiores de las comunidades religiosas tomarán pie de las dificultades y pruebas presentes para implorar del Omnipotente nueva lozanía y nueva fertilidad sobre el duro campo de su trabajo por medio de un redoblado celo, de una vida espiritual profunda, de una santa gravedad conforme a su vocación y de una genuina disciplina regular.


11. A LOS FIELES SEGLARES


46. Se ofrecen a nuestra vista, en inmenso desfile, nuestros amados hijos e hijas, a quienes los sufrimientos de la Iglesia en Alemania y los suyos nada han quitado de su entrega a la causa de Dios, nada de su tierno afecto hacia el Padre de la Cristiandad, nada de su obediencia a los obispos y sacerdotes, nada de su alegre prontitud en permanecer en lo sucesivo, pase lo que pase, fieles a lo que han creído y a lo que han recibido como preciosa herencia de sus antepasados. Con corazón conmovido les enviamos nuestro paternal saludo.


47. Y en prime lugar, a los miembros de las asociaciones católicas, que con valentía y a costa de sacrificios, a menudo dolorosos, se han mantenido fieles a Cristo y no han estado jamás dispuestos a ceder en aquellos derechos que un solemne pacto había auténticamente garantizado a la Iglesia y a ellos.


48. Un saludo particularmente cordial va también a los padres católicos. Sus derechos y sus deberes en la educación de los hijos que Dios les ha dado están en el punto agudo de una lucha tal que no se puede imaginar otra mayor. La Iglesia de Cristo no puede comenzar a gemir y a lamentarse solamente cuando se destruyen los altares y manos sacrílegas incendian los santuarios. Cuando se intenta profanar, con una educación anticristiana, el tabernáculo del alma del niño, santificada por el bautismo; cuando se arranca de este templo vivo de Dios la antorcha de la fe y en su lugar se coloca la falsa luz de un sustitutivo de la fe, que no tiene nada que ver con la fe de la cruz, entonces ya está inminente la profanación espiritual del templo, y es deber de todo creyente separar claramente su responsabilidad de la parte contraria, y su conciencia de toda pecaminosa colaboración en tan nefasta destrucción. Y cuanto más se esfuercen los enemigos en negar o disimular sus turbios designios, tanto más necesaria es una avisada desconfianza y una vigilancia precavida, estimulada por una amarga experiencia. La conservación meramente formularia de una instrucción religiosa —por otra parte controlada y sojuzgada por gente incompetente— en el ambiente de una escuela que en otros ramos de la instrucción trabaja sistemática y rencorosamente contra la misma religión, no puede nunca ser título justificativo para que un cristiano consienta libremente en tal clase de escuela, destructora para la religión. Sabemos, queridos padres católicos, que no es el caso de hablar, con respecto a vosotros, de un semejante consentimiento, y sabemos que una votación libre y secreta entre vosotros equivaldría a un aplastante plebiscito en favor de la escuela confesional. Y por esto no nos cansaremos tampoco en lo futuro de echar en cara francamente a las autoridades responsables la ilegalidad de las medidas violentas que hasta ahora se han tomado, y el deber que tienen de permitir la libre manifestación de la voluntad. Entretanto, no os olvidéis de esto: ningún poder terreno puede eximiros del vínculo de responsabilidad, impuesto por Dios, que os une con vuestros hijos. Ninguno de los que hoy oprimen vuestro derecho a la educación y pretenden sustituiros en vuestros deberes de educadores podrá responder por vosotros al Juez eterno, cuando le dirija la pregunta: ¿Dónde están los que yo te di? Que cada uno de vosotros pueda responder: No he perdido a ninguno de los que me diste (Jn 18,9).


49. Venerables hermanos, estamos ciertos de que las palabras que Nos os dirigimos, y por vuestro conducto a los católicos del Reich alemán, encontrarán, en esta hora decisiva, en el corazón y en las acciones de nuestros fieles hijos un eco correspondiente a la solicitud amorosa del Padre común. Si hay algo que Nos imploramos del Señor con particular fervor, es que nuestras palabras lleguen también a los oídos y al corazón de aquellos que han empezado a dejarse prender por las lisonjas y por las amenazas de los enemigos de Cristo y de su santo Evangelio y que les hagan reflexionar.


50. Hemos pesado cada palabra de esta encíclica en la balanza de la verdad y, al mismo tiempo, del amor. No queríamos, con un silencio inoportuno, ser culpables  de no haber aclarado la situación, ni de haber endurecido con un rigor excesivo el corazón de aquellos que, estando confiados a nuestra responsabilidad pastoral, no nos son menos amados porque caminen ahora por las vías del error y porque se hayan alejado de la Iglesia. Aunque muchos de éstos, acostumbrados a los modos del nuevo ambiente, no tienen sino palabras de ingratitud y hasta de injuria para la casa paterna y para el Padre mismo; aunque olvidan cuán precioso es lo que ellos han despreciado, vendrá el día en que el espanto que sentirán por su alejamiento de Dios y por su indigencia espiritual pesará sobre estos hijos hoy perdidos, y la añoranza nostálgica los conducirá de nuevo al Dios que alegró su juventud (Sal 42[43],4), y a la Iglesia, cuya mano materna les enseñó el camino hacia el Padre celestial. Acelerar esta hora es el objeto de nuestras incesantes plegarias.


51. Como otras épocas de la Iglesia, también ésta será precursora de nuevos progresos y de purificación interior, cuando la fortaleza en la profesión de la fe y la prontitud en afrontar los sacrificios por parte de los fieles de Cristo sean lo bastante grandes para contraponer a la fuerza material de los opresores de la Iglesia la adhesión incondicional a la fe, la inquebrantable esperanza, anclada en lo eterno, la fuerza arrolladora de una caridad activa. El sagrado tiempo a la Cuaresma y de Pascua, que invita al recogimiento y a la penitencia y hace al cristiano volver los ojos más que nunca a la cruz, así como también al esplendor del Resucitado, sea para todos y para cada uno de vosotros una ocasión, que acogeréis con gozo y aprovecharéis con ardor, para llenar toda el alma con el espíritu heroico, paciente y victorioso que irradia de la cruz de Cristo. Entonces los enemigos de Cristo —estamos seguros de ello—, que en vano sueñan con la desaparición de la Iglesia, reconocerán que se han alegrado demasiado pronto y que han querido sepultarla demasiado deprisa. Entonces vendrá el día en que, en vez de prematuros himnos de triunfo de los enemigos de Cristo, se elevará al cielo, de los corazones y de los labios de los fieles el Te Deum de la liberación, un Te Deum de acción de gracias al Altísimo, un Te Deum de júbilo, porque el pueblo alemán, hasta en sus mismos miembros descarriados, habrá encontrado el camino de la vuelta a la religión; con una fe purificada por el dolor, doblará nuevamente su rodilla en presencia del Rey del tiempo y de la eternidad, Jesucristo, y se dispondrá a luchar —contra los que niegan a Dios y destruyen el Occidente cristiano— en armonía con todos los hombres bienintencionados de las otras naciones y a cumplir la misión que le han asignado los planes del Eterno.


52. Aquel, que sondea los corazones y los deseos (Sal 7,10) nos es testigo de que Nos no tenemos aspiración más íntima que la del restablecimiento de una paz verdadera entre la Iglesia y el Estado en Alemania. Pero si la paz, sin culpa nuestra, no viene, la Iglesia de Dios defenderá sus derechos y sus libertades, en nombre del Omnipotente, cuyo brazo aun hoy no se ha abreviado. Llenos de confianza en El, no cesamos de rogar y de invocar (Col 1,9) por vosotros, hijos de la Iglesia, para que se acorten los días de la tribulación, y para que seáis hallados fieles en el día de la prueba, y para que aun a los mismos perseguidores y opresores les conceda el Padre de toda luz y de toda misericordia la hora del arrepentimiento para sí y para muchos que con ellos han errado y yerran.


Con esta plegaria en el corazón y en los labios, Nos impartimos, como prenda de la ayuda divina, como apoyo en vuestras decisiones difíciles y llenas de responsabilidad, como lenitivo en el dolor, a vosotros, obispos, pastores de vuestro pueblo fiel, a los sacerdotes, a los religiosos, a los apóstoles seglares de la Acción Católica y a todos vuestros diocesanos, y en señalado lugar a los enfermos y prisioneros, con amor paternal la Bendición Apostólica.


Dado en el Vaticano, en la dominica de Pasión, 14 de marzo de 1937.



PIUS PP.XI