La guerra contra el narco, creada por López Obrador, Cárdenas Batel y Felipe Calderón

Lázaro Cárdenas Batel, es coordinador de Asesores del Presidente López Obrador. 

Uno porque ya era el líder del PRD, otro porque era gobernador de Michoacán pidiendo auxilio y el otro porque era presidente de México y acepto enviar el Ejército. 

Aquí nada importa el hubiera, ésta es la verdad, y la verdad no se discute, esos tres hicieron la guerra contra el narcotráfico, con sus resultados buenos y malos. 

Lázaro Cárdenas Batel, es hijo de Cuauhtémoc Cárdenas, porro delincuente que llevo al psicópata López Obrador al PRD y le dió fama presentándolo dos veces como su candidato a la presidencia de México, Cárdenas Batel es nieto del criminal tirano Lázaro Cárdenas del Río, priísta comunista y masón satanista de alto grado, que mató a Carranza por poder, y entregó el control del petróleo mexicano a las logias de Estados Unidos, inventó la mentira de la Expropiación Petrolera y a PEMEX para robarse nuestro petróleo sin rendir cuentas a nadie, y ante cualquier perdida se nos cobra a todos, porque es una empresa del Estado. 

Cárdenas Batel fue gobernador de Michoacán desde el año 2002 al 2008. 

Los Cárdenas se apropiaron del Estado de Michoacán desde 1928, como cómplices criminales del presidente anticatólico fundador del PRI, Plutarco Elías Calles. 

En 76 años de tener tomado el Estado de Michoacán, lo único que hizo la pestilente y criminal izquierda priísta de los Cárdenas, después llamada perredista y ahora MORENA, fue saquear el estado y entregarlo al narcotrafico, muy buen negocio para los Cárdenas y para su moustroso López Obrador. 

La violencia se desborda en 2002, los criminales se matan entre ellos y matan civiles. Cárdenas Batel es incompetente para detenerlos, suplica auxilio al presidente Vicente Fox Quesada de Acción Nacional, pero el se niega, porque sabe perfectamente que se tendría que enviar al Ejército y es un costo que no va asumir. 

López Obrador se alegra de la muerte y destrucción de Michoacán, porque vislumbra como desprestigiar a los gobiernos del PAN, a pesar que éste es un problema creado por la izquierda masónica, la familia de su padre político, y también su herencia maldita, que llevará a todo México en 2018.

En 2006, asume la presidencia Felipe Calderón, Cárdenas Batel, suplica ayuda a Calderón y éste asume enviar el Ejército a acabar con el narcotráfico, o al menos moderarlo. 

A partir de ésto, el criminal López Obrador se inventa que el Ejército es una organización criminal, que nunca se debió usar. 

Su discurso gusta a los grupos criminales de la droga de Michoacán, se gana su simpatía y sobre todo apoyos pagos millonarios del Cártel de Sinaloa. 

El creado de la guerra contra el narcotráfico, es hoy el coordinador de Asesores del Presidente López Obrador, Lázaro Cárdenas Batel, antes en el PRD de su padre, ahora en MORENA, del hijo adoptivo y fratricida López Obrador. 

Pero muchos parecen sufrir amnesia, los medios callan o no lo quieren recordar, por un estúpido respeto o privilegio a la familia criminal de los Cárdenas, igual de asesinos de niños que López Obrador. 

Ésto no se respeta jamás. No se puede respetar a criminales. No hay ningún honor ni respeto para el sucio e inmundo apellido Cárdenas. Por su culpa surgió López Obrador, por su culpa hoy tenemos a MORENA como una maldición. 

El resultado de todo ésto es malo. ¿Ahora quien gobierna Michoacán? El narcotraficante Alfredo Ramírez Bedolla por el partido MORENA. 

Era de esperarse. Pero quien se atreve hoy sin pecar contra su alma decir, Calderón debió no hacer nada. 

¿O quien se atreve a decir lo que se debía hacer? Nadie que hable con sinceridad, porque un problema de más de 76 años no se iba resolver, cuando todo el gobierno de Cárdenas Batel era narcotraficante. 

Calderón no envió a Cárdenas Batel a prisión, y tampoco a López Obrador. 

Y he aquí el resultado, el ser más infeliz y desgraciado de la historia de México hasta el momento llegó a presidente, porque Calderón le protegió y encubrió, lo mismo que Fox y Enrique Peña Nieto. Nadie tuvo el amor a México, para asumir la responsabilidad de acabar con ese terrorista protegido por la Masonería de Estados Unidos protegido para dañar a México. 

Yo en su lugar, abría acabado con López Obrador sin pestañear y sin importar las consecuencias. Porque era lo correcto. 

Por proteger la vida de un monstruo ha costado la de miles. 

En mi opinión, no tienen derecho a nada ni me merecen ningún respeto.

Que ellos fueran cobardes, así lo ha querido Dios, para mostrarnos como por culpa de una parte de la población que odia la verdad, que rechaza descaradamente a Dios, nos ha costado tanto dolor, sufrimiento, humillación.

Si México quiere sufrir más, bienvenido sea, hasta que pidan perdón de rodillas a Dios, por comulgar con la mentira y defender a un psicópata, solo porque les da dinero robado de las medicinas de niños con cáncer. 

Si es así ya tienen su paga. 

Tuvo que venir un mal enorme, para que la derecha y la izquierda nos uniéramos contra un mal mayor, tuvo que ser así, que fue humillado su orgullo, para marchar con desesperación y gritar fuera López Obrador, no al Plan B de destrucción del INE. 

Dios le dió la oportunidad a MALO de hacer lo que sabe hacer, el mal, y ser destruido por su misma maldad. 

Vencido está, al fin. Dios mediante, ésto se acabe pronto.

Pero no se acabe hasta que los que lo apoyan sufran en carne propia su maldad. Hasta que se arrepientan de defenderlo, y de traicionar el amor de Cristo y darselo a un infeliz asesino y ladrón.  

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